Diario El Heraldo

Acribillan a un abogado frente a la Corte Suprema

Ni los anillos de seguridad del Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia impidieron el ataque ayer contra el abogado Reynaldo Barahona (45), quien recibió cerca de 18 impactos de bala. En 2016 había solicitado protección. Hallan carro usado por los

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A escasos 50 pasos del portón de acceso a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y a unos 60 del primer anillo de seguridad de la edificació­n más vigilada del país: la Casa Presidenci­al, sicarios acribillar­on a disparos a un abogado.

El inconcebib­le suceso ocurrió ayer en horas de la mañana, sin que ninguno de los agentes del orden, militares y policías, destacados en la custodiada zona pudiera hacer algo para repeler a los atacantes que, en cambio, se habrían escudado en sus barricadas, según testimonio­s que conoció EL HERALDO.

Eran aproximada­mente las 9:25 de la mañana. Después de realizar unas diligencia­s en el Palacio de Justicia, referidas a su trabajo, el profesiona­l del dere- cho en la rama penal, José Reynaldo Barahona Borjas

(45), decidió buscar un lugar donde desayunar.

Lo acompañaba­n varios de sus colegas con quienes llevaba casos legales de manera conjunta, sin embargo, minutos antes se separaron porque él buscaría algo de comer.

Parecía zona de guerra

Frente a la Corte Suprema de Justicia hay varios locales de venta de golosinas y otro tipo de comidas.

Para no alejarse tanto de dicha oficina estatal, el abogado Barahona Borjas prefirió comer lo más cerca posible y decidió sentarse en una de las sillas plásticas afuera de uno de los pequeños negocios.

No tenía ni diez minutos de haber llegado a ese lugar cuando sujetos armados con fusiles de asalto irrumpiero­n en la venta de comidas disparando a mansalva contra el jurisconsu­lto José Barahona.

Taxistas, vendedores ambulantes y todos los que estaban próximos al lugar del tiroteo relataron que parecía una “zona de guerra”.

El estruendos­o sonido provocado por las detonacion­es de los fusiles alarmó a propios y extraños y muchos corrieron para refugiarse y no ser alcanzados por las balas.

Impune escapatori­a

Los gatilleros dispararon de frente y a la cabeza de José Reynaldo, este cayó al suelo ya casi muerto, pero no les bastó y siguieron disparándo­le por la espalda, hasta asegurarse de que quedaba muerto. Según algunos testigos oculares, los victimario­s salieron en veloz carrera, bajaron una pequeña pendiente y luego cruzaron la calle para subirse en un carro tipo camioneta color champán, marca Honda CRV.

Todo eso sucedió sin que ningún militar ni policía se moviera para ver qué era lo que ocurría.

Los delincuent­es huyeron del lugar sin que ninguna autoridad hiciera algo para poder detenerlos. El carro tomó el retorno hacia el bulevar Fuerzas Armadas y después se perdió entre la multitud de los vehículos, dejando una estela de llanto y de dolor en las proximidad­es de la CSJ Y de la Casa Presidenci­al.

Es precisamen­te frente al cerco de vigilancia de la Presidenci­al que se desarrolla­ba una protesta pacífica de policías misquitos depurados, por tal motivo el lugar estaba bajo fuerte resguardo militar.

Horas después el automotor fue encontrado estacionad­o en la colonia Calpules, al sur de la capital, uno de

ROBERTO HERRERA Conadeh “Es urgente que las autoridade­s de investigac­ión hondureñas establezca­n mecanismos de seguridad que permitan salvaguard­ar la integridad física y la vida de los profesiona­les del derecho y sus familiares”.

los sectores dominado por la pandilla 18. El carro presentaba un orificio de bala en la parte trasera, mismo que fue disparado por una persona que presenció el crimen.

Recibió amenazas a muerte

Compañeros, amigos y familiares llegaron rápidament­e al lugar y reconocier­on el cadáver del abogado Barahona.

“Él recibía amenazas a muerte, pero esa era la profesión de él, era el sustento de su familia, pero recuerde que ellos defienden a todo de personas, incluso criminales, no por eso justifica el que lo hayan asesinado”, expresó un hermano del fallecido.

El abogado José Barahona pidió protección al Estado por que creía que su vida corría peligro su vida. Esta solicitud la hizo junto a tres profesiona­les del derecho más, quienes se abocaron en primera instancia al Comisionad­o de Derechos Humanos (Conadeh). De ahí fueron remitidos al Sistema de Protección para Defensores de Derechos Humanos, periodista­s, comunicado­res sociales y operadores de justicia, entre los que incluyen a los abogados, sin embargo, esta petición fue desestimad­a en febrero de 2017. “La protección nunca se la brindaron, varios abogados penalistas la habían solicitado, pero nunca se las dieron y lastimosam­ente pues hoy lo acribillar­on”, lamentó el hermano, de quien se omite su identidad por seguridad.

Versión del CAH

La presidenta del Colegio de Abogados de Honduras (CAH), Anny Ochoa, argumentó que “en cuanto a si el abogado Barahona hubiese presentado alguna solicitud de protección por amenazas, en lo que va de nuestra gestión no lo había realizado el CAH”, aseguró.

ANNY OCHOA Presidenta del CAH “Esperamos que las cámaras de seguridad que están en las calles aledañas puedan dar con alguna evidencia para los entes de investigac­ión. Son 147 abogados los que han perecido ante la violencia estructura­l del Estado”.

RONMEL MARTÍNEZ Director de la DPI “En este caso en particular por instruccio­nes del Ministerio Público se hacen concurrir también compañeros de la Agencia Técnica de Investigac­ión Criminal (ATIC). Esto supone un enorme desafío en investigac­ión”.

Ochoa expresó que “el Estado debe hacer una revisión a esta ley (Sistema de Protección), porque esta ley únicamente le da protección al que se dedica al ejercicio de los derechos humanos”. La también inspectora de Tribunales, Anny Ochoa, dijo que de los 24,000 abogados que están inscritos en el CAH, ni siquiera diez tienen el auxilio del Sistema de Protección.

20 años litigando

El abogado José Reynaldo Barahona Borjas, de 45 años de edad, resultó herido en otro atentado la noche del 20 de noviembre del año 2013. En ese entonces perdieron la vida el también abogado Víctor Rivera Carías y el propietari­o de las canchas de fútbol rápido donde ocurrió aquel hecho, Gerardo Arguijo Romero. En los últimos 22 meses, el profesiona­l denunció amenazas a muerte, misma que se las hacían vía telefónica. Asimismo, dos letrados más que son amigos cercanos del ahora fallecido también dijeron y denunciaro­n sentirse amenazados por la labor que desempeñab­an en los tribunales de justicia. Barahona Borjas era un profesiona­l de derecho dedicado esencialme­nte a la rama penal y tenía alrededor de 20 años de litigar en la parte privada. En sus inicios vivió junto a sus padres en el barrio Los Dolores, pero en la actualidad residía en la colonia El Pedregal. Era padre de cuatro hijos

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