Trump llega a segundo año en poder con un horizonte judicial sombrío
El tema migratorio, la injerencia rusa en las elecciones de 2016 y las acusaciones de haber pagado a una actriz de cine para adultos siguen nublando el panorama del magnate presidente estadounidense
“Nadie ha hecho lo que yo hice”. Donald Trump, todo un maestro en el arte de la autocomplacencia, asegura que, a fines de 2018, todo va bien para Estados Unidos y para él mismo. Al final de su segundo año en el poder, el balance general tiene, sin embargo, muchos más contrastes, incluso cuando los indicadores económicos son buenos por el momento. El horizonte judicial del 45 presidente de Estados Unidos se ha oscurecido considerablemente. Su exjefe de campaña Paul Manafort está en prisión. Su exabogado Michael Cohen estará allí en pocos meses. La vasta investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre los supuestos vínculos entre Moscú y su equipo de campaña avanza rápidamente.
Con el eslogan America First (“Estados Unidos primero”) por bandera, pisoteando las tradiciones y los códigos con una especie de júbilo, el atípico e impulsivo presidente de 72 años sigue desencadenando una avalancha de polémicas y alterando todo bajo los hurras de su base electoral y la mirada estupefacta de gran parte de su país y del mundo. Haciendo uso de fórmulas lapidarias, a lo largo del año arremetió contra los dirigentes de los principales aliados de Estados Unidos como Theresa May, Justin Trudeau o Emmanuel Macron, al tiempo que ensalzó sus buenas relaciones con los de Rusia o Corea del Norte, Vladimir Putin y Kim Jong-un.
En el plano interior, ninguna reforma legislativa significativa ha sido adoptada desde la reducción de impuestos adoptada a finales de 2017. No se ha desbloqueado ni un dólar para el muro que Trump pide en la frontera con México y la victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes hará, y él lo sabe, que la segunda parte de su mandato sea infinitamente más difícil. El deceso de uno de sus predecesores, George H. W. Bush, cuyo ejercicio del poder es recordado por algunos como elegante y decente, vino a recordar hasta qué punto la presidencia de Trump está desprovista de estas características. Repasamos, en cinco actos, un año tumultuoso en la Casa Blanca.
“Hace menos de dos años que soy presidente y ya he hecho entrar a dos jueces en la Corte Suprema”.
Después de Neil Gorsuch, Trump hizo entrar a Brett Kavanaugh en el templo del derecho estadounidense. Con cinco jueces conservadores de nueve, la venerable institución no había estado tan marcada hacia la derecha desde hacía décadas