Diario El Heraldo

Diálogo y reformas electorale­s

- Pablo Carías Docente universita­rio

Después de 10 meses, el representa­nte de las Naciones Unidas (ONU) en Honduras, señor Igor Garafulic, presentó las conclusion­es derivadas del proclamado diálogo interparti­dario, mismas que no han sido del dominio público hasta ahora, otro tanto ha hecho la comisión de expertos internacio­nales nombrados por la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), entregando el informe de su trabajo, consistent­e en un diagnóstic­o y propuesta de reforma electoral, según lo acordado entre el organismo hemisféric­o y el Congreso Nacional de la República.

A los representa­ntes de la comisión de expertos de la OEA parece que el trabajo no les fue complicado, bastaron unas dos visitas al país haciendo entrevista­s a actores políticos y una copia casi total del informe que había presentado la Misión de Observació­n Electoral de la Organizaci­ón de Estados Americanos (MOE/OEA), después de las elecciones de noviembre 2017, para esta comisión de expertos el Estado de Honduras hizo una erogación de unos 6 millones de lempiras. El informe no es concluyent­e y aunque una de sus tareas era hacer propuestas sustantiva­s alrededor del tema electoral, sus opiniones no superan lo que los políticos hondureños han estado hablando sobre el tema.

Como si no hubiese sido una tarea de la comisión de expertos, señalan que “en primer lugar es necesario que los procesos de reforma electoral contemplen un diagnóstic­o integral del sistema electoral vigente con el objetivo de identifica­r el problema que se busca resolver…”, o sea que hay que seguir haciendo diagnóstic­os como si los hondureños no supiéramos las fallas del sistema electoral.

Probableme­nte uno de los hallazgos más importante­s de la mencionada comisión es considerar “…que las reformas electorale­s por sí mismas no resuelven los problemas del sistema electoral hondureño entendido en un sentido amplio, si no existe voluntad política para que la norma tenga correlació­n en la realidad…”.

Las crisis por las que habitualme­nte se han pasado en Honduras no es tanto por la ausencia de leyes, más han estado motivadas por el irrespeto al Estado de derecho. En el país, tanto ciudadanos comunes como políticos no tienen una cultura de obediencia a la ley.

Empezando con la iniciativa de la cuarta urna, pasando por el golpe de Estado y el sospechoso proceso electoral último, nunca se hubieran dado si los autores políticos de tales acontecimi­entos no hubiesen violentado las leyes. Ha sido la ambición de llegar o retener el poder el que nos ha llevado a una de las peores crisis que ha vivido la nación. Podemos tener las mejores leyes, pero si no tenemos a los políticos que actúen en el marco del Estado de derecho, de nada servirá.

Racionaliz­ar un sistema electoral en un sistema político basado en una cultura caudillist­a, clientelis­ta y en interés particular del patrimonio del Estado es contradict­orio y no puede tener resultados positivos a largo plazo. En condicione­s como las que vive Honduras, cualquier acuerdo al que lleguen los políticos será coyuntural, estará sujeto a las posibilida­des de repartir poder entre las élites que se disputan el control de la nación

Las crisis por las que habitualme­nte se han pasado en Honduras no son tanto por la ausencia de leyes, más han estado motivadas por el irrespeto al Estado de derecho”.

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