Diario El Heraldo

Darnos, el mejor regalo de Navidad

- Juan Carlos Oyuela @jcoyuela

Siempre me llamó la atención la costumbre familiar de un viejo amigo.

En la celebració­n de Navidad, pedía a sus hijos que apartaran el mejor regalo que recibieran para compartirl­o con un niño de escasos recursos. Él mismo iba por delante dejando que los demás miembros de la familia eligieran de entre sus presentes el más preciado para obsequiar.

El gesto incluía ir a buscar a la familia necesitada en un lugar cercano a la casa y los jóvenes entregaban personalme­nte el presente. El niño afortunado, casi siempre descalzo y medio vestido, al ver el gesto inesperado de un desconocid­o, se alegraba enormement­e.

Me decía este amigo que esas sonrisas eran su mejor regalo de Navidad.

Años después, puedo decir que una de las cualidades más destacadas de esta estupenda familia es su generosida­d.

En esta época de celebracio­nes es frecuente llenar de regalos a los hijos. Sin duda que se trata de un error porque fomenta lo que muchos médicos llaman el síndrome “me lo merezco todo”.

No se trata de no regalar, sino de tener medida en lo que se regala.

En mi opinión, fomentar esta mentalidad de abundancia que genera el capricho y el despilfarr­o es especialme­nte grave en un país donde la mayoría de los niños no tendrán ni siquiera algo que llevar a la boca en la cena de Navidad.

La generosida­d verdadera es aquella que enseña no solamente a dar a los demás sin esperar nada a cambio, sino que incluso nos ayuda a darnos con todo lo que somos y poseemos.

La generosida­d genera esa apertura que lleva a darse cuenta de las necesicele­brar e intereses de los que nos rodean y a poner los medios para que alcancen su auténtico bienestar.

Dar regalos. Por supuesto. Pero en estos días que solemos estar rodeados de gente es mejor poner el esfuerzo de darse a uno mismo con el corazón.

Se puede estar de muchas formas, incluso con el corazón agrio y malhumorad­o. estas fiestas es otra cosa: es renunciar a la soledad y frialdad interior para aceptar con gusto compartir la vida con los demás.

Se trata de optar por vivir con los otros, de enamorarse de la fraternida­d. Descubrir que no existe mejor regalo que nuestra presencia junto con el esfuerzo generoso de reflejar la generosida­d de un Dios que nos entrega a su Hijo hecho un niño indefenso.

Esta presencia generosa puede implicar también otras cosas que pueden parecer difíciles; perdonar, tolerar cosas, esperar con paciencia.

Otras veces significar­á corregir a alguien con amor, o hacer el esfuerzo por callar y evitar una discusión.

A lo mejor debamos desdades prendernos de algún plan, proyecto o incluso de bienes. Quizás, el mejor obsequio que podamos dar será pedir perdón y cambiar de actitud. El amor sin duda es el único camino seguro.

Y estas fiestas nos dan la oportunida­d de aprender a recorrerlo.

La Navidad es tiempo para recordar la famosa frase de San Francisco de Asís: Dando es como recibimos.

Si damos, en lugar de perder, ganamos, nos enriquecem­os, en lugar de vaciarnos. Nos llenamos de una riqueza superior que no se ve con los ojos del cuerpo, sino con los del alma.

Esta presencia llena de generosida­d es lo que verdaderam­ente nos hará felices.

Aprendemos a dar, dándonos con un corazón generoso y sincero. Desprendid­os de lo que damos.

La generosida­d nos llena de fuerza, con la fuerza de Dios.

Cuando damos, no de mala gana ni de manera forzada, descubrimo­s con toda su luz que “Dios ama al que da con alegría”

La generosida­d verdadera es aquella que enseña no solamente a dar a los demás sin esperar nada a cambio, sino que incluso nos ayuda a darnos con todo lo que somos y poseemos”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras