Piden a familias de niños fallecidos guardar evidencias
Demócratas de Cámara de Representantes tomarán parte en una comisión que esclarecerá los casos
Los demócratas en la Cámara de Representantes, que se preparan para tomar el control de comisiones clave a principios del próximo año, pidieron ayer preservar toda la evidencia relacionada con el caso de dos niños que fallecieron estando bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés).
Un niño guatemalteco de ocho años murió el lunes en un hospital de Nuevo México después de sufrir tos, vómitos y fiebre, dijeron las autoridades. Fue la segunda muerte de dos menores en este mes.
El deceso de Felipe Gómez Alonzo siguió al de otra niña guatemalteca, Jakelin Caal, de siete años, ocurrida el 8 de diciembre. Los presidentes de los comités entrantes dijeron en un comunicado emitido ayer que “nuestros comisiones en la Cámara de Representantes celebrarán audiencias y supervisarán las dos muertes ocurridas a principios de este mes, así como las condiciones en las cuales miles de niños están detenidos”. Indicaron que la evidencia incluye “registros médicos, registros de controles de salud y bienestar, y videos de vigilancia” en las instalaciones de la explotación y los centros de procesamiento.
Sueños truncados
Felipe, de ocho años, salió de su natal aldea Yalambojoch rumbo a Estados Unidos hace dos semanas, llevado por su padre Agustín (47) que tenía el anhelo de trabajar para enviar dinero al resto de la familia, pero la muerte lo alcanzó en la víspera de Navidad. Ambos fueron detenidos al cruzar sin documentos a Estados Unidos el pasado 18 de diciembre en la ciudad de El Paso, Texas, y murió poco antes de la medianoche del 24, según las autoridades estadounidenses.
Con la mirada perdida y los ojos enrojecidos por el llanto, Catarina Alonzo, madre de Felipe, evoca la promesa que su hijo Felipe le hizo antes de emprender el viaje. “Me voy con mi papá, mami. Me voy a ir allá a estudiar y ya después voy a trabajar para mandarles dinero”, recuerda Catarina en el idioma maya-chuj apoyada en la traducción por su hijastra, también llamada Catarina. Jakelin, primera menor muerta, emigró junto con su padre Nery, de 29 años, desde el poblado maya-q’eqchi’ de Raxruhá, 145 kilómetros al norte de la capital, y murió el 8 de diciembre posiblemente por deshidratación. El caso de Jakelin generó indignación en EE UU y una delegación de congresistas que visitó las instalaciones donde estuvo detenida la niña denunciaron “fallos sistémicos” en el proceso y condiciones de higiene deplorables