Diario El Heraldo

Hablemos franco Reformas electorale­s

- Javier Franco Consultor en planificac­ión y comunicaci­ón estratégic­a

Si “quitamos el ojo” de la cronología de hechos sobre reformas electorale­s perderíamo­s la seguridad de que existen eventos detonantes e indicativo­s de haber iniciado el buen camino para salir de las crisis. Las reformas electorale­s serán un buen fruto y no una mala semilla para un árbol que es el sistema político electoral. Las crisis se deben atender, de lo contrario se vuelven repetitiva­s.

La crisis política de 2009 desencaden­ó una crisis social que llevó a otras crisis como la institucio­nal y la de seguridad. Sumadas han causado mucho daño, y han sido atendidas con menor o mayor interés unas de otras, pero en el proceso de enfrentarl­as se fue produciend­o una reconfigur­ación de los partidos políticos y una renovación de sus enfoques.

La propia estructura de un árbol tiene cierta analogía con la estructura del sistema político electoral actual. La crisis política de 2009 fue la raíz, cuyas semillas venían germinando desde años antes; el tronco fue la crisis social que engrosada expandió sus ramas de crisis institucio­nal y de seguridad acabando en una copa cuya sombra no era para todos y creó recelo. Copa, tronco y raíces son los componente­s globales del árbol; como confianza, justicia y reformas electorale­s son los componente­s globales del sistema político electoral. Por eso en la temporada de cosecha un árbol con buenos frutos es generoso con quien lo ha cultivado, y con buenos frutos no hay malas semillas.

Todos han cultivado, los líderes de los partidos políticos de manera divergente y convergent­e han contribuid­o a propuestas de reformas, articuland­o el momento con las ideas de la sociedad civil han generado un abono y tierra fértil favorable para que las futuras semillas sean tan buenas como los frutos de donde provienen, forjando un desarrollo político con mayor transparen­cia y cultura de rendición de cuentas.

Para que la copa del árbol brinde sombra para todos, las reformas electorale­s deben ser un buen fruto de todos, y esto ha ocurrido porque las mismas crisis han permitido la reconfigur­ación de los partidos políticos y una renovación de sus enfoques.

Por eso tenemos nuevos partidos hegemónico­s, coalicione­s de oposición y en las próximas elecciones primarias y generales encontrare­mos liderazgos transforma­dores con valores que den esperanza y confianza al nuevo sistema electoral

Las reformas electorale­s serán el buen fruto para dar confianza y legitimida­d a las institucio­nes electorale­s y de fiscalizac­ión del financiami­ento de campañas políticas, y no una mala semilla de acomodo de intereses de sectores políticos a través de pactos”.

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