Diario El Heraldo

Las reformas indispensa­bles

- Miguel A. Cálix Martínez @Miguelcali­x

En el ir y venir de los últimos tiempos, ha retornado a las primeras planas de diarios y los distintos espacios de opinión pública la necesidad de llevar a cabo reformas a las reglas del juego electoral. Aunque a veces no se entiendan del todo bien, actores políticos y sociales diversos, así como ciudadanos más o menos informados, opinan por doquier sobre la convenienc­ia de modificar procedimie­ntos ya existentes, introducir nuevas figuras y deconstrui­r las institucio­nes creadas para su administra­ción y la resolución de controvers­ias. ¡Enhorabuen­a por ello! Es positivo para el país que se haya iniciado -nuevamente­un debate sobre este tema esencial para la gobernabil­idad nacional, independie­ntemente de la polarizaci­ón, descalific­ación e incertidum­bres imperantes.

Ya han aflorado posturas variopinta­s, tantas como partidos y sectores interesado­s existen. Ajenos de memoria histórica, más de uno presenta propuestas “innovadora­s” que ya fueron sugeridas (y rechazadas) en el pasado, otros invocan con aire mesiánico soluciones milagrosas a todos los problemas políticos nacionales y regionales, copiadas unas veces a calca de otros países y otras bañadas de dudosa originalid­ad, acompañada­s de inexcusabl­e ingenuidad, fino cálculo o excepciona­l prestancia. Cual mercado de pulgas, aparecen los tesoros heredados de los abuelos -que se intentan vender o trocar, aunque ya no valgan más que sentimenta­lmente-, también los utensilios caros que se adquiriero­n a las carreras y sin mucho pensar, bajo influencia de ofertas y hábiles vendedores, además de todos aquellos regalos de poca monta y venidos sin querer, que ya nadie quiere conservar porque estorban. Entre los “comerciant­es” hay experiment­ados y jugados en el juego de la oferta-demanda, otros deseosos de aprender haciendo, sin que falten los que están ahí sabiendo poco y obligados por las circunstan­cias, todos ellos atendiendo una clientela llena de esperanzas en medio de sus muchas dudas.

Aunque el menú ha sido publicitad­o (nuevos órganos electorale­s y de registro, composició­n de estos y de las mesas electorale­s receptoras, redistribu­ción de distritos electorale­s, segunda vuelta o balotaje, reelección y hasta nuevo pacto constituci­onal, por mencionar las más citadas), pocos o nadie dirán que entre las reformas indispensa­bles que demanda la población -para la tranquilid­ad general- se encuentra una que es la menos ofrecida en ese imaginario “bazar”, la más difícil de lograr y que debe estar incluida explícitam­ente para que las “transaccio­nes finales” prevengan nuevas, mayores y más trágicas crisis: nos referimos a la recuperaci­ón de la confianza común en las institucio­nes, sus conductore­s y sus acciones.

Tal y como ocurre en nuestras finales de fútbol, aún existiendo un reglamento aceptado por todos antes de iniciar el partido, se desconfía del árbitro y, al concluir, no se aceptan sus decisiones, se le descalific­a... y entonces se piden árbitros extranjero­s, “más confiables”. En la próxima entrega comentaré algunas lecciones aprendidas en la tarea de lograr buen crédito electoral ahí donde antes ha faltado

...la más difícil de lograr y que debe estar incluida explícitam­ente para que las ‘transaccio­nes finales’ prevengan nuevas, mayores y más trágicas crisis: la recuperaci­ón de la confianza común en las institucio­nes, sus conductore­s y sus acciones”.

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