Tres mexicanos de oro puro en el cine mundial
En el complejo y competitivo universo fílmico de Hollywood, Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón ubican a México como una industria renacida
Al margen del augurio de éxito de “Roma” en la 91 edición de los Oscar, Alfonso Cuarón encabeza, desde hace décadas, la tríada más alabada de la segunda edad de oro de la cinematografía mexicana.
Coterráneos y amigos, Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Cuarón comparten no solo generación (los Three Amigos, como los conocen en la industria, nacieron en la década de los 60), sino unos inicios comunes y hazañas inéditas.
En 2018, con el galardón al Mejor director por “La forma del agua” -la fantasía romántica estelarizada por Sally Hawkins-, Del Toro logró el cuarto premio para México en esta categoría tras sus dos colegas que triunfaron en 2014, 2015 y 2016 con Gravity, Birdman y “El renacido”. Ahora, Cuarón con “Roma” -su historia más personal hasta el momento, basada en sus memorias de infancia y en las de la empleada doméstica que lo crio- se aproxima a anotar su segundo personal y quinto en conjunto.
A un grado comparativo, la filmografía de los “tres amigos” es identificable en su estilo y mezcla con cortes más intimistas o fantasiosos. La de Cuarón es tomar géneros originales a la reinvención.
En sus piezas (“Solo con tu pareja”, “La princesita”, “Grandes esperanzas”, “Y tu mamá también”, “Niños del hombre”, “Gravedad” y “Roma”), plagadas de elementos recurrentes como aviones y madres o mu- jeres embarazadas, asoma la sensibilidad y el realismo expresivo que lo catapultó a la fama. Del Toro tiene un afecto por lo oscuro escenificado en monstruos y los cuentos de hadas de horror (excepto “La forma del agua”), un simbolismo que demuestra que lo feo es una antítesis de lo bello. Y, finalmente, lo de Iñárritu es el drama, retratos de la complejidad humana y cintas que van desde la sensibilidad a la hiperrealidad