El bien común es como el amor
San Valentín, sacerdote del siglo III, considerado patrón de los enamorados, fue martirizado y ejecutado el 14 de febrero del año 270 por hacer proselitismo en contra de la prohibición del emperador romano Claudio II de impedir la celebración de matrimonios para los jóvenes por razones militares. Al día de enamorados y sentimientos de amor y amistad, les trascienden valores humanos asociados a las bondades del individuo en sus relaciones interpersonales como la honradez, la solidaridad, la incondicionalidad, la franqueza y el compromiso, y que se siembran, plantan y vuelven frutos a lo largo del tiempo solo si hay reciprocidad. Como en las parejas de enamorados o en las relaciones de amistad, los gremios, colectivos, grupos y sociedad, debe haber reciprocidad, esa correspondencia de unos con otros que permita conexión entre hondureños que intercambien conocimientos, emociones y experiencias no para beneficio de pocos, sino para el bien común. Como un fin de la sociedad, el bien común es como el amor en los enamorados, el bien común solo se puede lograr con el concurso de todos y no solo del Estado. El gobierno como órgano director promueve el bien común para lograr el beneficio de los habitantes en condiciones sociales donde haya equidad, justicia y paz con li- bertad. El amor y la amistad son inherentes entre dos personas y el bien común es inherente entre todos los que conforman la sociedad, y solo puede alcanzarse e incrementarse a partir de la colaboración de los diversos miembros de la colectividad. Aunque sean los enamorados los que principalmente celebran este día, también los hondureños debemos ser enamorados y amigos del bienestar del otro, del apoyo a nuestro vecino, de la satisfacción de necesidades de nuestros compatriotas y festejar, así como el Día del Amor y la Amistad, las conquistas para el bien común. Según la bibliografía pública, la costumbre de intercambiar regalos y cartas de amor el 14 de febrero nació en Gran Bretaña y en Francia durante la Edad Media. Los estadounidenses adoptaron la costumbre a principios del siglo XVIII y los avances de la imprenta y el bajón en los precios del servicio postal incentivaron el envío de saludos por San Valentín. Hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín en Estados Unidos. Es inevitable, no aspirar a generar una costumbre para el bien común cuando estamos bajo el mismo techo y como hondureños nos relacionamos y convivimos bajo la misma casa, todos debemos empujar desde nuestras trincheras para tal fin
Como un fin de la sociedad, el bien común es como el amor en los enamorados, el bien común solo se puede lograr con el concurso de todos y no solo del Estado”.