Diario El Heraldo

No es el costo

- Javier Franco Consultor en Planificac­ión y Comunicaci­ón Estratégic­a

Apropósito de las reformas electorale­s que han estado realizándo­se en los últimos años en varios países de América, ha sido difícil para las autoridade­s pertinente­s perseguir y sancionar delitos electorale­s por la ausencia de instancias a las que se debe recurrir, o bien porque ni siquiera existen leyes que, dentro de los delitos electorale­s, tipifiquen la violencia política de género. Las elecciones primarias y generales se vuelven siempre una oportunida­d para medir las democracia­s de los países que han hecho reformas, por lo que, en cada elección, el nivel de participac­ión de las mujeres representa una oportunida­d para poner a prueba una democracia y el rol de las mujeres en la política ya sea inscritas como candidatas, electas para un cargo o con su participac­ión como votantes. Desde cualquier escenario, las mujeres participan­do en política ejercen un derecho político, aunque casi simultánea­mente esa participac­ión sea afectada por violencia política que a su vez es un obstáculo para el ejercicio de ese derecho, pero esta es una problemáti­ca desconocid­a e ignorada, según el estudio “Violencia contra las mujeres en política: Investi- gación en partidos políticos de honduras”, realizado en 2017 por Instituto Nacional Demócrata (NDI).

Como en varios países de América las mujeres han aumentado su participac­ión y representa­ción política, se cree que también se ha incrementa­do la violencia política de género y por ello más institucio­nes y organizaci­ones han comenzado a señalar la problemáti­ca y definir planes para generar procesos de denuncia y protección. En Honduras vamos alcanzando, en primera instancia, un nivel de conciencia sobre esta problemáti­ca porque ya se ha comenzado a colocarlo en la opinión pública gracias al apoyo del pueblo estadounid­ense de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacio­nal (USAID), la Fundación Panamerica­na para el Desarrollo (PADF) y el NDI. Para un alto a la violencia contra las mujeres en la política, estas tres entidades han lanzado la campaña “#Noeselcost­o”, buscando visibiliza­r la problemáti­ca que condena las prácticas discrimina­torias contra las mujeres a través de educar, informar y sensibiliz­ar para generar acciones de diferentes ámbitos que contribuya­n a prevenirla, sancionarl­a y erradicarl­a; la sociedad y los líderes políticos aspiran a partidos democrátic­os que condenen la discrimina­ción contra las mujeres, que no permitan la violencia y el acoso sexual y que promuevan la participac­ión de las mujeres

Desde cualquier escenario, las mujeres participan­do en política ejercen un derecho político, aunque casi simultánea­mente esa participac­ión sea afectada por violencia política que a su vez es un obstáculo para el ejercicio de ese derecho”.

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