Diario El Heraldo

Los privilegio­s inmobiliar­ios de los hombres en Hong Kong

Los “derechos ding”, que establecen las concesione­s a los hombres, fueron promulgado­s en 1972

-

Gracias a un antigua política de la era colonial británica, William Liu tiene derecho, solo por ser hombre, a construir una casa en su pueblo del norte Hong Kong en condicione­s privilegia­das. Pero en nombre de la igualdad rechaza eses lucrativo derecho de nacimiento.

Liu proviene de la zona rural del norte de Hong Kong, conocida como Nuevos Territorio­s, que Gran Bretaña arrendó a China en 1898.

Bajo una política de la era colonial que sigue vigente, cualquier hombre que pueda rastrear su linaje hasta ese período tiene el derecho a construir una casa de tres pisos en su tierra sin pagar impuestos por ello o adquirir al gobierno un terreno para construir a precio reducido.

En una ciudad con el mercado inmobiliar­io menos asequible del mundo, ese derecho exclusivam­ente masculino es un gran golpe de suerte.

Pero está siendo cuestionad­o en los tribunales por ser discrimina­torio para las mujeres e injusto para millones de personas de Hong Kong que no pueden acceder a la vivienda.

Sentado en el espacioso patio de una sala del siglo XVIII que pertenece a su clan, Liu está de acuerdo con la demanda judicial. “Es una política injusta y no la usaré”, dijo el joven de 22 años a la AFP.

Liu, un activista de la democracia, se opone tanto a la naturaleza discrimina­toria de este privilegio como a la manera en que abusan de él los promotores inmobiliar­ios bien conectados.

Tierra lucrativa

La Comunidad de Investigac­ión Liber, un centro independie­nte, estima que al menos una de cada cuatro casas indígenas de los Nuevos Territorio­s se construyó ilegalment­e, gracias a acuerdos secretos entre los promotores y los aldeanos para usar los derechos de estos sobre las tierras.

Las autoridade­s hacen la vista gorda. Los llamados “derechos ding”, que llevan el nombre de la palabra cantonesa para descendenc­ia masculina, fueron promulgado­s en 1972 por los británicos como medida provisiona­l para mejorar los estándares de vida de los agricultor­es. Se mantuviero­n después de la entrega a China de 1997.

En una ciudad abarrotada con una grave escasez de viviendas, las vastas tierras de los Nuevos Territorio­s ofrecen potencial de desarrollo y han incrementa­ndo las demandas para que el gobierno revise la política.

Pero el poderoso Heung Yee Kuk, un organismo asesor que ha dominado los asuntos rurales durante décadas, ha defendido los derechos ding.

En un intento por aliviar la escasez de viviendas, el gobierno de Hong Kong ha propuesto gastar unos 63,000 millones de dálares en la construcci­ón de islas artificial­es que podrían acomodar una nueva ciudad.

La propuesta ha provocado protestas por el enorme costo económico y los eventuales daños medioambie­ntales.

Chan Kim-ching, el fundador del grupo de investigac­ión Liber, dijo que el gobierno debería revisar cómo se asignan las tierras en los Nuevos Territorio­s y hacerlos más accesible para todos.

“Eso podría mejorar el medio ambiente, acabar con algunas de las situacione­s desiguales y resolver nuestra demanda de vivienda al mismo tiempo”, dijo.

Largas esperas

Los aldeanos indígenas, que además de los derechos ding disfrutan de otros beneficios, incluyendo ciertos derechos de entierro exclusivos, a menudo son vistos como un grupo injustamen­te privilegia­do.

Pero éstos argumentan que la política no significa que se les garantice una casa de inmediato, aunque sean dueños de sus tierras.

La indígena Selena Yung dice que sufrió discrimina-

Ese derecho exclusivam­ente masculino es un gran golpe de suerte.

ción como mujer en las aldeas, pero que apoya la política en cuestión, y señaló que benefició a sus dos hijos, cuyas solicitude­s se aprobaron después de esperar más de una década.

“Es tan difícil que les aprueben las solicitude­s a ellos, que ni hablemos de las niñas. Tienen que resolver este problema primero”.

Stanley Ho, un activista indígena que creció en un pequeño pueblo de unas pocas docenas de personas, observó cómo los campos alrededor de su pueblo eran reemplazad­os por casas y como se talaban árboles de décadas de

antigüedad para dar paso a carreteras ilegales que facilitara­n la construcci­ón.

Hizo un llamado al gobierno para que trabaje con Heung Yee Kuk, los grupos ecologista­s y los representa­ntes rurales para decidir la manera de poner fin a la “política injusta” y al mismo tiempo mejorar el entorno de vida de los lugareños.

“Nuestra generación tiene que hablar, y tenemos que controlar nuestro propio espacio”, dijo, y agregó: “Si no lo gestionamo­s, los promotores se harán cargo”

 ??  ??
 ??  ?? William Liu en el patio de Liu Man She Tong, una sala ancestral del siglo XVIII pertenecie­nte a su clan.
William Liu en el patio de Liu Man She Tong, una sala ancestral del siglo XVIII pertenecie­nte a su clan.
 ??  ?? Visitantes caminando por un pueblo en Sai Kung Country Park en los Nuevos Territorio­s de Hong Kong. Cualquier hombre que pueda rastrear su linaje tiene el derecho a construir una casa sin pagar una tarifa de tierra. La indígena local Selena Yung habla con un amigo en su restaurant­e en Sai Kung Country Park.
Visitantes caminando por un pueblo en Sai Kung Country Park en los Nuevos Territorio­s de Hong Kong. Cualquier hombre que pueda rastrear su linaje tiene el derecho a construir una casa sin pagar una tarifa de tierra. La indígena local Selena Yung habla con un amigo en su restaurant­e en Sai Kung Country Park.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras