El abuso en una sociedad sexualizada
Se ha cometido un error con la sexualidad y los abusos que de ella han derivado, se la ha tratado con pinzas y entre susurros, lo que ha llevado a que sea nada más medianamente conocida y a que se tema decir la verdad cuando de temas sexuales se trata.
No estaría tan mal que se manejara así, entre voces silenciosas y rostros más o menos sonrojados si no estuviera la sociedad altamente sexualizada, si el sexo no fuese un instrumento comercial para atraer personas y vender productos, si no fuese motivo de las conversaciones más oscuras entre amigos, compañeros de trabajo y hasta familiares.
La comedia, por ejemplo, la mala comedia se basa en un cúmulo de bromas de tipo sexual en contra de la mujer, del hombre y de manera absurda la orientación sexual de una persona es motivo de morbo y de nuevo de risas.
Las series de televisión utilizan todo tipo de recursos para atraer a los televidentes, ponen estereotipos de relación, de cuerpos y de conductas que no están de acuerdo con nuestra idiosincrasia, y creo que con la de ningún país.
Creo que ni siquiera están de acuerdo con la realidad sexual del ser humano.
Quiero aclarar que no estoy justificando en el sistema de ninguna manera la conducta sexual inapropiada y que puede dañar a muchas personas, sobre todo mujeres y niños, pero encima de que ha sido un problema histórico en el mundo entero, ahora nos encontramos con que todo tiene una connotación sexual.
Y oponerse o ser crítico de ello es motivo para ser etiquetado de mojigato.
La Iglesia Católica ha realizado la Cumbre contra Abusos Sexuales, en la que han participado obispos de todo el mundo, tratando este tema que ha marcado durante muchos años su imagen y no sin razón, y parece una señal de que “el toro ha sido tomado por los cuernos” por primera vez, y se dejará de tratar con pinzas, para atacarlo de frente y sin reparos de ningún tipo, o por lo menos eso se espera.
Y se espera no solamente de parte de la Iglesia, es un tema que debe tratarse de igual manera por todos los responsables de aquellos es- pacios donde se puedan dar estos abusos. La vigilancia debe ser total y permanente.
No se puede dejar a la suerte y al devenir de las circunstancias la salud sexual y mental de una persona. Tanto del agredido como del agresor, porque los agresores sexuales también deben tener algún problema, que debe ser atacado.
Es una realidad y no se puede ni minimizar ni ocultar. No quiero dar una visión pesimista, pero el alto grado de sexualización que se ha alcanzado, donde todo parecer tener una relación o valor de este tipo, dudo mucho que cambie.
El problema es que esto se conjuga con los vicios humanos, con las debilidades y denota en desastres personales, en vidas marcadas y llenas de dolor y espanto.
Creo que se puede hacer buena comedia, buena publicidad y propaganda, buena televisión, buen cine y se puede pasar un momento agradable entre amigos, sin que el tema central sea el sexo o sea este un instrumento para alcanzar unos objetivos, pero no pasará.
Mientras navegamos en una serie de rúbricas políticamente correctas en contra del racismo, la discriminación por religión o estratificación social parece que da igual la instrumentalización sexual de la mujer y el hombre, y en general el sexo como “gancho” para todo tipo de actividades. Puede que el origen de toda esta problemática esté en la esencia del ser humano, o por lo menos de algunos, pero los canales siguen abriéndose y los ojos siguen tapándose. Nada asegura que sin toda esa sexualización de la sociedad habría menos abusos, menos ataques, pero tampoco nada se perdería intentando reducirla
No se puede dejar a la suerte y al devenir de las circunstancias la salud sexual y mental de una persona. Tanto del agredido como del agresor, porque los agresores sexuales también deben tener algún problema, que debe ser atacado”.