Familiares de pastores: “Eran personas dedicadas a Dios”
Los tres hijos de los pastores quedan bajo la tutela de sus tíos, quienes exigen que se realice una exhaustiva investigación y que se capture al responsable del accidente
Hace 18 años José Cecilio Amador Meza (42) decidió que practicar fútbol no solo le serviría para ejercitar su cuerpo sino también para salvar almas para Jesucristo, promesa que cumplió hasta el sábado recién pasado cuando pereció, junto a su esposa, en un accidente automovilístico.
Contando con el apoyo de su eterna compañera de vida, Nancy Melissa Pineda Sánchez (35), y ante el nacimiento de su primogénito, Maicol José, él aceptó al Señor como su Salvador y comenzó a congregarse.
Pasados los años, Amador Meza se involucró aún más en el servicio eclesiástico, llegando a dirigir cultos al interior de la iglesia.
Líder
Hace tres años, José Cecilio y Nancy recibieron la sorpresa que los habitantes de la aldea de Jacalito, jurisdicción del municipio de Namasigüe, los habían elegido como los pastores de su comunidad, conformando así la iglesia Arca de Noé, la cual dirigía junto a su esposa y tres hijos.
Desde su nombramiento,
José Cecilio comenzó a trabajar incansablemente para lograr que la pequeña feligresía que dirigía creciera y poder contar con un espacio digno para brindar la Palabra de Dios, por lo que cada fin de semana programaba actividades para recaudar fondos y comprar los materiales de construcción, ya que estaba decidido a edificar la iglesia y así hacerle honor al don que Dios le había otorgado: ser maestro de construcción.
“Él decía que todo en la vida tenía un propósito y que el suyo era construir el edificio de la iglesia” recuerda con lágrimas en los ojos, Ana Amador, hermana de José.
Pese a que el pastor José y su esposa Nancy no verán construido el edificio que albergará su iglesia, tuvieron la certeza que sí se lograría realizar, ya que el miércoles anterior les habían notificado la aprobación de recursos para su proyecto.
“Mi hermano y mi cuñada estaban tan felices, habían alcanzado una de sus metas, tendrían el dinero para construir la iglesia; luego de tantos sacrificios que habían hecho junto a la congregación, ahora tendrían los fondos”, comenta la Ana, mientras se seca las lágrimas.
El dolor que embarga a los familiares cercanos de los pastores se convierte en fortaleza cuando piensan en cómo harán para sostener a los tres hijos de la pareja, quienes han quedado huérfanos.
“Mi hermano y Nancy se esforzaron mucho para que sus hijos tuvieran lo necesario y nosotros vamos a seguir su legado”, asegura la señora.
Ana pide a las autoridades policiales que la muerte de su hermano y su cuñada no queden en la impunidad, ya que debido a la imprudencia de un conductor, supuestamente alcoholizado, tres niños se quedan sin sus padres.
“Toda una familia y una congregación exige justicia, nosotros no queremos dinero, porque eso no nos va a devolver a nuestros seres amados, pero queremos que la persona que los atropelló sepa que dejó una familia destruida”, concluyó