Universalización de servicios
Una de las principales deudas del Estado para con su población es el deficiente servicio de salud que carece de casi todo. La infraestructura está en pésimo estado, no hay insumos ni medicamentos; el personal médico y de enfermería es escaso, y por ende las citas se tardan en llegar a los necesitados semanas y hasta meses, sin contar con el maltrato que el personal de servicio y administrativo (con contadas excepciones) da a los pacientes que llegan a los hospitales y centros de salud en busca de asistencia. De este desolador panorama no se excluye el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), manejado desde hace cinco años por una junta interventora que supuestamente enderesaría su administración tras descubrirse el saqueado de sus bienes por algunas de sus autoridades. En este contexto se ha anunciado que la nueva ley del IHSS contempla ampliar sus servicios a los trabajadores informales, los que trabajan en el exterior y por hora, comerciantes y personas que no tengan la posibilidad económica para pagar su aportación, entre otros. Para ello se contempla crear el plan Prosolidar, que será de aplicación gradual y progresiva a través del cual el Estado asumirá el costo de aseguramiento de las personas. No es una propuesta nueva. Hace mucho que se plantea la universalidad de los servicios del IHSS e incluso en 2015 se extendió la cobertura de los hijos de los afiliados de los 11 a los 18 años de edad. El impacto ha sido más que evidente. Conseguir una cita con un médico especialista es actualmente una verdadera hazaña. Por eso decimos que esta sería una excelente noticia en otras circunstancias, no en las actuales, ya que precisamente son los funcionarios del mismo Estado los principales protagonistas del saqueo de los bienes del IHSS, e incluso es el mismo Estado el principal y mayor deudor del sistema de previsión. Ya lo plantean los especialistas, antes de hablar de la universalización de los servicios de previsión del IHSS se deben identificar las fuentes de financiamiento que garanticen la sostenibilidad del sistema. Los congresistas deben analizar con pinzas la propuesta y no con la emotividad o el trasfondo político para ganar simpatías entre los electores. Ya es tiempo que el sistema de salud trate este y otros temas con la seriedad que amerita