Fracaso rotundo en Vietnam
La cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un, centrada en la desnuclearización, terminó abruptamente sin un acuerdo. Washington rechazó la demanda de Pyongyang de que se levanten las sanciones en su contra
La cumbre que se desarrolló en Hanói entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, terminó ayer abruptamente sin acuerdo y sin una hoja de ruta clara sobre cómo proceder. Ambos líderes se marcharon cada uno por su lado del histórico hotel Metropole y ahora les corresponderá a los equipos negociadores recoger los pedazos del fiasco. Al final, Pyongyang y Washington brindaron versiones diferentes sobre lo ocurrido: “A veces hay que irse, y esta es una de esas veces. Querían que se levantaran todas las sanciones y no podíamos darles eso”, dijo Trump. Por su parte, el canciller norcoreano Ri Yong-ho aseguró que Pyongyang ofreció “desmantelar permanente y completamente todas las plantas de producción nuclear ” de su complejo de Yongbyon si Washington retiraba las sanciones.
Descartada tercera cumbre
Hasta ahora no hay una tercera reunión de los líderes en el horizonte, a pesar de la “cordialidad” que, según el magnate, existe entre ambos. La sensación que dejó Hanói es la de una oportunidad desperdiciada. El reloj no parece estar del lado norcoreano, porque por ahora la prioridad de Estados Unidos será centrar su atención en la campaña electoral 2020.
Nunca es fácil estimar los cálculos previos de Kim en una negociación, pero la culminación de dos días de encuentros en Hanói con el presidente estadounidense parecía un desastre con mayúsculas.
Kim llegó en busca de una mitigación de las sanciones, que Trump dijo que no podía darle. Antes de la brusca partida de ayer, Kim parecía estar a punto de obtener algo que no habían logrado su padre ni su abuelo: una declaración del fin de la Guerra de Corea por parte del presiden- te de Estados Unidos. Tampoco lo obtuvo, pero Kim no regresa con las manos vacías.
El líder norcoreano tal vez exageró sus expectativas en materia de sanciones, pero demostró que sabe ser un negociador duro, algo que Trump difícilmente olvidará. Su legitimidad ha crecido, ya que ha convencido al hombre más poderoso del mundo que viaje a Asia dos veces en menos de nueve meses. Adicionalmente, al anunciar el fracaso de las conversaciones, Trump siguió elogiando a Kim y destacando que la cumbre había sido amistosa y constructiva. Corea del Sur calificó de desafortunado el colapso de las conversaciones nucleares, pero se mostró esperanzado en que las dos naciones puedan mantener un diálogo activo. La oficina presidencial surcoreana dijo que ambos países ahondaron en su conocimiento mutuo durante sus “largas y profundas discusiones” en Hanói. La disposición de Trump de aliviar las sanciones a cambio de un compromiso más amplio para la desnuclearización muestra que las negociaciones han entrado en un “nivel elevado”. “El gobierno ( surcoreano) hará todo lo que pueda para garantizar que Estados Unidos y Corea del Norte puedan mantener el impulso para el diálogo mientras continúan con su estrecha comunicación y cooperación”, agregó la Casa Azul