Pese a amenazas, “ciudades santuario” están ilesas
Para Trump, los lugares que no cooperan con autoridades federales de inmigración representan una amenaza para la seguridad pública
A pesar de las amenazas en su contra, las ciudades de Estados Unidos que han aplicado políticas de “santuario” a personas sin residencia legal están recibiendo discretamente las subvenciones federales para fuerzas de seguridad a las que tienen derecho.
El Departamento de Justicia ha estado entregando los fondos a estas jurisdicciones, aunque algunos funcionarios creen que no hacen lo suficiente para cooperar con las agencias federales de control de inmigración.
El gobierno de Trump ha argumentado desde hace mucho tiempo que los lugares que no cooperan con las autoridades federales de inmigración, a menudo llamadas “ciudades santuario”, representan una amenaza para la seguridad pública.
Sin embargo, el Departamento de Justicia dijo esta semana a The Associated Press que todas menos una de las 29 jurisdicciones -criticadas en 2017 por aplicar lo que consideraba como políticas de “santuario”- han sido autorizadas para recibir fondos de subvenciones.
La campaña contra las jurisdicciones “santuario” se intensificó en noviembre de 2017 con cartas del entonces secretario de Justicia, Jeff Sessions a ciudades, áreas metropolitanas, condados o estados que consideraba que habían aprobado medidas que consideraba que violaban la ley federal.
De esas 29 jurisdicciones -que incluyen ciudades tan grandes como Los Ángeles y tan pequeñas como Burlington, Vermont- sólo a Oregon le falta la autorización para recibir las subvenciones a partir de 2017, dijo esta semana un portavoz del Departamento de Justicia a The Associated Press.
Entre tanto, es cada vez más claro que los senadores republicanos se sienten tan incómodos con el uso de las facultades ejecutivas por parte del presidente Trump para construir un muro fronterizo entre México y Estados Unidos que están desesperados por encontrar una forma de evitar la votación. Uno por uno, los senadores republicanos han explorado ideas tratando de encontrar una salida a un dilema aparentemente imposible: cómo apoyar el muro fronterizo sin tener que aprobar la declaración de emergencia nacional que Trump utilizó para tratar de construirlo.
Y uno por uno, durante una comida a puertas cerradas que a veces se caldeaba, no hallaron respuestas fáciles