Diario El Heraldo

El Paraíso, Copán, es la tierra de “Los Señores”

Asociación Ni con el silencio comunitari­o ni con las “inversione­s” del gobierno central se puede esconder el origen de la prosperida­d que experiment­a este rincón del occidente del país desde hace unos 14 años

-

investigac­ión Para los habitantes de este municipio fronterizo con Guatemala el desarrollo y empuje económico se deben a “Los sesores”, a quienes ee UU les declaró la guerra y pide su extradició­n por considerar­los capos de la droga. Aquí se vive una tensa calma, hay ojos que vigilan a los pocos extrasos que se atreven a ingresar e incluso a sus pobladores.

Desde el primer momento en que se ponen los pies sobre este municipio se percibe que su despampana­nte desarrollo difícilmen­te cuadraría con los principios de la legalidad.

Su gente lo sabe, pero prefiere evadir el tema cuando se le pregunta de dónde proviene tanta prosperida­d en este rincón fronterizo con Guatemala.

El sorprenden­te progreso que a lo largo de la última década ha experiment­ado este municipio no puede ocultarse que tiene parte de sus cimientos en una colusión de lo ilegal con lo legal y los mismos pobladores reconocen que gran parte se debe a la preocupaci­ón y bondad de “Los Señores” de la zona.

La Alcaldía recibe anualmente por transferen­cia del gobierno central la suma de 16.5 millones de lempiras y posee una recaudació­n de impuestos por un valor de nueve millones de lempiras al año, así que los recursos oficiales no es que abunden.

Aunque las personas -por temor o agradecimi­ento- obvien hablar de ello, aquí una colusión de narcotráfi­co y poder político es perceptibl­e por donde se camine, sin embargo, casi nadie se atreve a objetar el actuar de una oligarquía de cuestionad­a reputación y a los servidores públicos asociados con lo ilícito.

Estos hombres de oscuro prestigio, además de ser respetados también son admirados por su desbordant­e generosida­d, por el esfuerzo que hacen para mejorar las condicione­s de vida de la comunidad y porque imponen el orden social.

Ellos han trabajado en silencio y de manera muy fina, ganándose el cariño de una gente que hasta el 2006 había permanecid­o en el olvido estatal, pero que a partir de entonces, de repente, ese territorio despertó el interés de ciertos administra­dores del gobierno central.

Si la naturaleza le dio a este municipio una gran belleza esen

cénica y una gran riqueza agrícola y ganadera, el matrimonio narco-político se encargó, en los últimos 14 años, de imponerle un toque de elegancia que ahora asombra a los visitantes.

Desde que se ingresa a El Paraíso resulta difícil ignorar las obras de infraestru­ctura, las viviendas con elegantes portales, ventanales franceses y techos

con diversos quiebres, así como la ganadería de raza, que se imponen a lo largo de una carretera de primer nivel, por donde los buses van y vienen como parte de una florecient­e economía.

Lo primero que los ojos del visitante miran al tener enfrente el casco urbano son las impresiona­ntes fachadas de la municipali­dad y de una iglesia católica construcci­ón.

El frontispic­io del palacio municipal atrae por su corte clásico, pero su interior no tiene nada de espectacul­ar y es como cualquier otra alcaldía del país. A pocos metros de la entrada, una placa rememora quiénes impulsaron su construcci­ón, comenzando por el entonces alcalde Alexander Ardón (2006-2010 y 20102014) y los regidores Héctor Hugo Pinto Aguilar, Job Eliover Salguero y Quedi América Figueroa, entre otros.

El exalcalde Ardón es señalado por Estados Unidos de pertenecer a un cartel del narcotráfi­co y es pedido en extradició­n. Actualment­e, frente al palacio municipal y la iglesia católica, se construye un parque donde sobresale el levantamie­nto de una pirámide que vendrá a evocar la grandeza del imperio maya. El valle de El Paraíso está ubicado en la ruta que los mayas de Copán usaron para conectarse con Tikal, Guatemala.

De película

El recorrido desde la carretera hacia las Ruinas no es aburrido gracias a las atractivas construcci­ones y praderas con ganado vacuno que van desfilando, mostrando el cómodo estilo de vida de los pobladores, al menos de los que están al margen de la vía pública. Unos ocho kilómetros antes de llegar a la cabecera municipal, un rótulo con el letrero “Puente el Infiernito” advierte de lo caliente que puede ser al otro lado.

Al divisar el casco urbano, el equipo de EL HERALDO optó por bajarse frente a la primera pulpería para sondear el ambiente en el pueblo, sin pensar que viviría un cuadro propio de las películas de los capos. ¿Recuérdeme cómo se llama el alcalde? Se le pidió al joven que atendía el negocio, mientras entregaba tres refrescos. “Alexander”, respondió.

No habían pasado ni cuatro minutos cuando dos sujetos en motociclet­a apareciero­n por una curva. Como si su misión fuera fomentar la mala fama del lugar, se bajaron escuchando en su móvil un narcocorri­do y comenzaron a husmear el vehículo de este medio. Luego uno se ocultó el arma y pidió dos cervezas, mientras el otro intentaba grabarse en la mente el número de placa e identifica­r quiénes estaban en el interior del carro. Ante el asedio, el motorista salió a comprar un par de churros para que ellos vieran que se trataba de personas que no amenazaban la integridad de alguno de los apreciados “Señores” del municipio.

Después, un lugareño reveló: “es que aquí todos oyen, todos ven”, confirmand­o que “desde los túmulos (en la entrada) este carro ya era vigilado”.

Seguridad y temor

“Este es un pueblo calmado y sano, yo dejo mi taller abierto y me voy a dar vueltas y cuanto vengo todo sigue en orden. Aquí no se permite que los mareros vengan a hacernos daño”, explicó un soldador.

¿Por el buen trabajo de la Policía, de Fusina?, se le preguntó y su respuesta fue: “No, no es por ellos. Aquí los policías y militares están pintados. Esas autoridade­s aquí no sirven”.

A pesar de la aparente tranquilid­ad, la persecució­n de los narcotrafi­cantes del lugar, así como el aseguramie­nto de sus bienes, ha golpeado el sentimient­o de los paraiseños, dejando indignació­n y una desconfian­za manifiesta hasta dentro de la Alcaldía. “Es que lo que está pasando afecta la imagen del municipio. El Paraíso está triste, preocupado, pero como Alcaldía todo va a continuar igual”, dijo uno de sus empleados.

A pesar de los señalamien­tos, el funcionari­o municipal mostró optimismo para seguir manteniend­o la pomposidad de la comunidad, la cual no solo se refleja en una infraestru­ctura, sino también en los nombres de sus aldeas: El Tesoro, Agua Buena, Río Lindo, Las Flores, Las Orquídeas, Libertad Nueva, El Infiernill­o, entre otros. Pero entre los lujos del municipio, que igual puede verse en muchas viviendas del área rural, también hay comunidade­s como Brisas de la Frontalera, El Pinalito, San Isidro y La Colonia donde la gran pobreza no puede esconderse

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras