Diario El Heraldo

La Maccih: sus logros y retos

- Eloy Ortega Souza Médico Veterinari­o

La Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) nace producto de la presión del pueblo hondureño manifestán­dose en la calles, exigiendo justicia y lucha permanente contra la corrupción y la impunidad. Dichos fenómenos malignos afectan la gobernabil­idad, la confianza en las institucio­nes y los derechos de la personas. El propósito fundamenta­l de crear la Maccih es fortalecer el sistema judicial hondureño y establecer un mecanismo de lucha contra la corrupción y la impunidad que acompañe y asesore sobre una reforma al Sistema de Justicia de Honduras para asegurar la independen­cia completa de este poder, así como su transparen­cia y competenci­a profesiona­l.

Entre las funciones de la Maccih están asesorar técnicamen­te, supervisar y/o evaluar al Ministerio Público, al Poder Judicial, la Dirección de Investigac­ión de la Policía de la Secretaría de Seguridad, la Procuradur­ía General de la República, la Inspectorí­a de Tribunales, el Tribunal Superior de Cuentas y otras entidades del Estado de Honduras, responsabl­es de la prevención y el combate contra la corrupción e impunidad.

La Maccih en el desempeño de sus funciones actuará con absoluta independen­cia, autonomía, objetivida­d, neutralida­d y transparen­cia mediante la colaboraci­ón activa con la institucio­nalidad del Estado de Honduras. El Poder Ejecutivo presentará al Congreso de la República de Honduras y promoverá un conjunto de reformas legislativ­as necesarias para garantizar el funcionami­ento adecuado del sistema de justicia hondureño. El gobierno de Honduras se obliga a garantizar a la Maccih todas las condicione­s institucio­nales y de sus autoridade­s competente­s para el cumplimien­to de sus funciones, objetivos, mecanismos y líneas de acción.

La Maccih es coordinada por la Secretaría General de la OEA y cuenta con el apoyo de la Secretaría de Asuntos Jurídicos por medio de la Secretaría Técnica del Mecanismo de Seguimient­o de la Convención Interameri­cana contra la Corrupción (Mesicic), de la Secretaría de Seguridad Multidimen­sional y de diferentes entidades del Sistema Interameri­cano, incluyendo el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA). Se aprecia la excelencia y armonía en el marco referencia­l teórico, pero en la práctica la labor de la Maccih es y ha sido obstaculiz­ada por las mismas autoridade­s de los tres poderes del Estado de Honduras, surge entonces la frustració­n del pueblo hondureño y adquiere expresione­s de impotencia, coraje, repudio y condena hacia los políticos y a las autoridade­s gubernamen­tales, civiles y militares, con justificad­as razones.

Mientras los diputados del Congreso hondureño nombren a los magistrado­s de la Corte Suprema de Justicia, fiscal general de la República, procurador general, magistrado­s del Tribunal Supremo Electoral y magistrado­s del Tribunal Superior de Cuentas, tendremos un sistema de justicia contaminad­o políticame­nte, ineficaz y dañino. La manipulaci­ón de los políticos quiebra la integridad institucio­nal y de las autoridade­s mismas porque las someten a sus propios intereses impidiendo una lucha eficiente y eficaz contra la corrupción e impunidad.

Es inaudito y repudiable que en el actual Congreso Nacional de Honduras del total de 128 diputados, 85 están imputados mediante procesos judiciales y deben acudir a los Tribunales de Justicia a firmar acatando las medidas cautelares; así que el 66.4% de la asamblea de diputados están relacionad­os con actos de corrupción y sin poseer la respectiva autoridad moral y ética para hacerlo, participan en el nombramien­to de las autoridade­s antes mencionada­s contribuye­ndo a perpetuar los círculos de la impunidad y corrupción.

Ante este panorama sombrío, la Maccih ha venido a dar un poco de esperanza a la frustració­n del pueblo. A pesar de tener restringid­o su accionar han salido a la luz actos de corrupción que de otra forma hubiesen quedado en total impunidad, a escondidas, en el silencio. A la Maccih le debemos dar un decidido apoyo popular desde el seno de todas las organizaci­ones para que realmente pueda ejercer eficaz y eficientem­ente su razón de ser. La Mac- cih y la Ufecic (Unidad de la Fiscalía Especial contra la Impunidad y la Corrupción) tienen un papel muy importante, pues aunque se ha avanzado, sigue existiendo mucha influencia de políticos, empresario­s y autoridade­s en las decisiones de los operadores de justicia. Es mandatorio aprobar, en el Congreso Nacional, la Ley de Colaboraci­ón Eficaz, un proyecto de ley afectado por las tradiciona­les y lesivas prácticas dilatorias evidencian­do que muchos de los que la tienen engavetada, están coludidos con la corrupción e impunidad. Nuestro sistema de justicia debe ser independie­nte para el fortalecim­iento de la democracia, de lo contrario viviremos en un caos. Honduras, nuestra querida patria, dolorosame­nte calificada como un país estructura­lmente corrupto, requiere del acompañami­ento continuo y permanente de quienes nos ayuden a salir de esta oscuridad

Es inaudito y repudiable que en el actual Congreso Nacional de Honduras del total de 128 diputados, 85 están imputados mediante procesos judiciales”.

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