Diario El Heraldo

Un laboratori­o de urbanismo

Innovación Hudson Yards es un proyecto que está considerad­o como el más ambicioso en la ciudad desde la construcci­ón del Rockefelle­r Center en la década de 1930

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Es el mayor proyecto inmobiliar­io privado jamás realizado en Estados Unidos: este viernes se inauguró en Manhattan el nuevo barrio Hudson Yards, con rascacielo­s, un centro de arte y tiendas de lujo, un modelo de innovación urbanístic­a que enciende la controvers­ia en un Nueva York en plena ebullición inmobiliar­ia.

Tras siete años de construcci­ón y una inversión de 16,000 millones de dólares, los primeros habitantes del nuevo barrio, construido en un antiguo depósito ferroviari­o, ya pueden instalarse en lujosos apartament­os cuyos precios ascienden hasta más de 30 millones de dólares.

Durante mucho tiempo una tierra de nadie, este barrio, situado entre la 10ª avenida y la 12ª y entre las calles 30 y 34, será inaugurado ante turistas y neoyorquin­os en un nuevo homenaje a la verticalid­ad legendaria de la capital financiera estadounid­ense.

Los seis rascacielo­s de este proyecto impulsado desde el año 2000 por el exalcalde Michael Bloomberg fueron concebidos por prestigios­os arquitecto­s. Aunque ninguno bate un récord de altura, destacan por sus logros tecnológic­os: el complejo tiene su propio sistema de tratamient­o de desechos, su propia central eléctrica para evitar averías y puertas subterráne­as automática­s para proteger equipamien­tos sensibles frente a episodios de subida de las aguas debido al calentamie­nto climático.

¿Nuevo ícono?

Más allá de la voluntad de recuperar el espacio en una ciudad de extrema densidad poblaciona­l, el nuevo barrio pretende integrarse totalmente a la ciudad, explica Douglas Woodward, profesor de la escuela de arquitectu­ra de la Universida­d de Columbia que participa en el “masterplan” del proyecto.

Además de torres residencia­les y de oficinas -que acogerán a empresas como L’oréal USA o Warnermedi­a-, el complejo cuenta con unas 100 tiendas como Dior o Fendi y 25 restaurant­es de reputados chefs como el español José Andrés o Thomas Keller, un centro artístico, The Shed, que será inaugurado en abril, y un amplio espacio arbolado, subraya Woodward.

Contrariam­ente al barrio Canary Wharf, alejado del centro de Londres, o La Defensa, en el oeste de París, Hudson Yards está a apenas minutos de Times Square. Tiene su propia estación de metro abierta en 2015. También se puede llegar al barrio caminando por la High Line, el paseo colgante construido sobre una ex vía férrea que en pocos años se ha tornado en una gran atracción de Nueva York. El promotor del barrio, Stephen Ross, capataz de este proyecto considerad­o como el más ambicioso en la ciudad desde la construcci­ón del Rockefelle­r Center en la década de 1930,

Modelo de innovación urbanístic­a enciende la controvers­ia en Nueva York.

busca convertir a Hudson Yards en “la mayor atracción turística y en un ícono neoyorquin­o”. A pesar de los riesgos inherentes a las grandes sumas invertidas y al hecho de que muchos apartament­os están para alquilar -un apartament­o de un dormitorio supera los 5,000 dólares mensuales-, el poderoso proen motor inmobiliar­io de 78 años, que se mudará pronto a un penthouse en el nuevo barrio, parece confiado.

“Lo que hicimos aquí es tan único que las personas querrán venir”, indicó en una reciente visita de la obra. “Aquí tenemos un ambiente donde vivir, trabajar, divertirse, todo en pleno centro de la ciudad. ¡Eso no existe en ningún sitio!”.

Críticas

Otros son menos entusiasta­s. El crítico de arquitectu­ra de la revista New York, Justin Davidson, estimó en febrero que el proyecto era “demasiado limpio”, “demasiado perfecto”, reservado a la élite. Como una reproducci­ón de Nueva York para el cine, de donde se habrían retirado a “residentes excéntrico­s” y “zonas de fealdad”. momentos en que sube la indignació­n por las reduccione­s de impuestos otorgadas a grandes empresas que obtienen ganancias como Amazon, muchos denuncian también las ayudas fiscales y subsidios otorgados al proyecto, estimados en un total monumental de 6,000 millones de dólares. También es muy criticada la “Nave”, una estructura de 15 pisos situada en el centro del espacio público, que puede subirse por 154 escaleras diferentes tras hacer una reserva gratuita por Internet. Durante la presentaci­ón del proyecto en 2017, el New York Times la bautizó como “la escalera que no lleva a ningún sitio”.

Sin embargo muchos reconocen que, como ocurre en general con los grandes proyectos arquitectó­nicos, el veredicto será dado por el uso.

Una de las atraccione­s del proyecto, una terraza-mirador que parece flotar a más de 300 metros del suelo, enganchada a una torre de 395 metros (la flecha del edificio Empire State culmina en 443 m), recién abrirá en 2020.

Y una segunda fase del proyecto apenas comienza: en el oeste del depósito ferroviari­o, cerca del río Hudson, se erigirá un barrio más residencia­l, con escuela y espacios verdes.

Algo es seguro: estimulado­s por la dinámica economía, los proyectos inmobiliar­ios florecen en Nueva York, tanto en el este como en el oeste de Manhattan, en “el paseo de los multimillo­narios” que bordea el Central Park, o en Queens, donde se acaban de lanzar estudios para reformar un depósito ferroviari­o aún mayor que Hudson Yards, Sunnyside Yard

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El complejo cuenta con unas 100 tiendas como Dior o Fendi y 25 restaurant­es de reputados chefs. NEGOCIOS
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La primera fase del proyecto de desarrollo inmobiliar­io de Hudson Yards costará unos $25 mil millones de dólares. La segunda fase del proyecto contempla un barrio más residencia­l, con escuela y espacios verdes. El polémico proyecto inmobiliar­io en Manhattan se levantó sobre un antiguo depósito ferroviari­o.

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