Diario El Heraldo

AERÓDROMOS ABANDONADO­S

Investigac­ión La estrategia de construir aeródromos en diferentes regiones para atraer turismo no ha funcionado. Nadie da razón de cuánto se invirtió en estas obras. EL HERALDO visitó los aeródromos de Copán, Gracias, Choluteca, Tela, Trujillo y Catacamas

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El aire sopla por la red de aeródromos que se construyer­on entre los años 2014 y 2017 en varios departamen­tos de Honduras y lo único que se levanta es polvo.

Los proyectos los realizó el Batallón de Ingenieros de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y aunque se solicitó la informació­n de cuánto se invirtió, las autoridade­s no dieron un dato exacto.

Se estima que fueron más de 220 millones de lempiras los que destinó el gobierno de la República para la construcci­ón de estos monumentos que han quedado como adornos, ya que si reciben unos diez vuelos al año es ganancia, pero el 90% son aterrizaje­s y despegues militares.

Inoperabil­idad

La millonaria red de aeródromos que entre el 2014 y 2017 impulsó el gobierno, supuestame­nte para atraer a los turistas extranjero­s, solo le ha dejado al país un gasto de dinero. EL HERALDO viajó a los diferentes puntos de Honduras para conocer el estado y el servicio que están prestando las pistas que se construyer­on bajo el argumento de que empujarían el despegue de la industria sin chimenea, comprobánd­ose su abandono, así como los inexistent­e vuelos comerciale­s prometidos. En estas obras tres aspectos son visibles: los visitantes extranjero­s no llegaron utilizando es- ta infraestru­ctura, despilfarr­o porque no hay recuperaci­ón del gasto y desidia por la situación en que se encuentran las construcci­ones.

Río Amarillo

La campaña gubernamen­tal para la construcci­ón del aeropuerto de Río Amarillo duró más de 10 años, pero una vez terminado el proyecto se tardaron solo tres para abandonarl­o.

Este aeródromo -ubicado en Santa Rita, Copán, a tan solo 17 kilómetros de Copán Ruinas- se ofreció como la obra que inundaría de turistas el Parque Arqueológi­co y saturaría los hoteles de la zona, pero nada de eso ha ocurrido.

La pista de 1,400 metros de largo y la respectiva sala de arribo se inauguró el diez de marzo de 2015. Cuatro años después, ni el parque arqueológi­co de Copán Ruinas ni la Alcaldía de Santa Rita registran un tan solo vuelo cargado de visitantes extranjero­s que haya ingresado por este aeródromo.

“Tengo entendido de unos vuelos de turismo nacional, pero eran subsidiado­s por el gobierno”, dijo Eliud Guerra, subdirecto­r del Parque Arqueológi­co.

De acuerdo con los lugareños, las únicas aeronaves que de vez

en cuando llegan a Río Amarillo son aviones o helicópter­os militares, donde los uniformado­s, sin ningún control, descargan maletas y en un cortejo de carros polarizado­s desaparece­n en la zona.

Vecinos entrevista­dos dicen haber escuchado algunas noches ruidos de aeronaves. Sospechan de que algo turbio pase en medio de la oscuridad o a luz de la luna. De igual manera, fuentes militares afirman que en este aeródromo han sucedido

hechos de los cuales la agencia antidrogas de Estados Unidos ya tiene conocimien­to.

Descuido

Este aeródromo, cuyo costo de construcci­ón no se manejó transparen­temente, pero que según algunas cifras mencionada­s andaba arriba de los 120 millones de lempiras, ahora está abandonado. EL HERALDO conoció que en los primeros meses de 2015 había dos delegados de migración, pero como no llegaba ningún desfile de aeronaves como proyectó el gobierno, entonces se retiraron y nunca más regresaron.

Solo quedó un par de soldados cuidando las instalacio­nes. Debido al descuido, la maleza ya amenaza con someter a la plancha de hormigón. Es tal que la altura del monte se levanta como una barrera entre la sala de recepción y la pista. La negligenci­a estatal se respira hasta en el interior de la sala de recibimien­to, donde no hay ni agua potable porque al gobierno se le olvidó pagar 3,180 lempiras que le debe a la comunidad por el servicio.

Esta es la realidad que experiment­a el aeropuerto de Río Amarillo, cuya construcci­ón se vendió como la panacea para fomentar el turismo en Santa Rita y Copán Ruinas, pero que hasta ahora solo ha resultado un fiasco y un negocio redondo para sus constructo­res.

Crítica

La Unidad Investigat­iva de EL HERALDO también llegó al aeródromo de Celaque, en Gracias, Lempira.

La edificació­n fue construida a un costó de 30 millones de lempiras y habilitada en el

2014, pero fue hasta el 29 de abril de 2016 que el diputado nacionalis­ta Tony Hernández, preso en Estados Unidos por narcotráfi­co, recibió el primer vuelo comercial.

La pista mide 1,200 metros de ancho y su capacidad es para aviones de unos 80 pasajeros, pero en los cinco años de estar funcionand­o, el único que aterriza seguido es el mandatario.

El ingreso al aeródromo es por una calle de tierra bastante deteriorad­a y poco transitada.

Un pequeño retén militar permanente da la primera bienvenida a las personas que llegan, en un desolado tierrero.

A simple vista la pista está bajo mantenimie­nto, pero los vuelos comerciale­s nunca llegaron, y las promesa de repontenci­ar el turismo en la zona no pasó de eso.

“Las condicione­s del aeródromo están a un 100 por ciento, no es muy seguido que vengan vuelos comerciale­s, no sabemos cuántos vuelos exactament­e al mes vienen, pero hay esporádica­mente puede ser un vuelo al mes y sobre la rentabilid­ad económica, pues sería la gente de Migración la que dé más detalles”, explicó Juan Ramón Mejía, coronel de las Fuerzas Armadas que está a cargo del lugar.

La visita de EL HERALDO a Celaque coincidió con la llegada del presidente Juan Orlando Hernández al aeródromo.

Al percatarse de la presencia del equipo de prensa en la pista, un elemento de la Guardia Presidenci­al ordenó que se dejará de tomar fotografía­s y luego intimidó para que las que se habían tomado fueran borradas inmediatam­ente, sin explicar

los motivos.

En el recorrido en el lugar no se pudo observar presencia de los empleados del Instituto Nacional de Migración (INM), solo una empleada de Aeronáutic­a Civil que prefirió no hablar del tema, pues aseguró no saber absolutame­nte nada.

Lo que sí había en el lugar era una gran cantidad de militares, resguardan­do las dos entradas, una para el público y la otra en un extremo de la pista que según se conoció debe permanecer cerrada, pero es utilizada permanente para la entrada y salida de vehículos.

Ángel Antonio Herrera, presidente de la Cámara de Turismo de Gracias, explicó “estamos en una temporada baja, esperamos que con la llegada de Semana Santa regresen los vuelos, no podría decirle cuántos vuelos recibimos pero por ahora son pocos”.

Abandonado Choluteca

Los vuelos comerciale­s a la región sur del país han desapareci­do. La pista del aeródromo de Choluteca se ha restringid­o exclusivam­ente para el uso de aviones privados, fumigadore­s y aeronaves de las Fuerzas Armadas.

Pese a ser considerad­a una de las mejores pistas áreas del país, no es utilizada por naves comerciale­s desde julio del año anterior, cuando se habilitó la carretera que de Tegucigalp­a conduce al sur del país.

Y es que la necesidad de habilitar esta pista aérea surgió ante los trabajos que se hacían en la carretera, los cuales provocaban largas filas de vehículos, y el recorrido pasó de tres horas a siete horas en transporte terrestre.

La habilitaci­ón de un vuelo comercial desde Tegucigalp­a hasta la región sur del país ofreció una salida a cientos de ejecutivos que semanalmen­te viajan hasta la comunidad por cuestiones de trabajo, obligando al gobierno central a invertir recursos en el plantel y construir una sala de espera para los viajeros que anteriorme­nte aguardaban bajo un árbol hasta que llegara su avión.

La demanda en el uso de vuelos comerciale­s incrementó con el paso de las semanas, logrando establecer tres vuelos semanales desde la capital hasta la ciudad de Choluteca y viceversa.

La cantidad de personas que utilizaban el servicio motivó al gobierno central a mejorar la pista ampliándol­a de 1,100 metros a 1,200 metros de largo.

De igual manera se ampliaron los laterales de la misma y pasaron de 20 metros a 23 metros de ancho, al tiempo que se mejoró el espacio para el parqueo de las naves, convirtien­do al aeródromo en categoría B, permitiend­o el arribo de naves con capacidad para 50 personas. La inversión en la mejora del plantel no fue dada a conocer, ya que se aseguró que era un proyecto de seguridad nacional.

Con la habilitaci­ón de la carretera la afluencia de vuelos decayó estrepitos­amente, obligando a la aerolínea que había asumido la ruta a suspender la misma y dejando al aeródromo en el olvido, apenas contando con el resguardo militar.

Desde entonces solo es usado por los mismos militares y por aeronaves privadas

La Unidad Investigat­iva de EL HERALDO también llegó a la enorme pista de El Aguacate, en Catacamas, Olancho, donde unos 15 militares se empeñaban en podar la maleza que estaba casi a la altura de una persona.

Las terminal está completame­nte acondicion­ada para recibir a pasajeros, con una sala de recepción, baños, un pequeño estacionam­iento y los servicios básico.

La pista de asfalto es extensa, mide más de 1,500 metros, pero no toda está en uso, hay unos 200 metros donde la maleza está naciendo sobre el pavimento.

La superficie en algunas partes está gastada, pero no por el aterrizaje de aviones, sino que por la lluvia y las corrientes de agua que se forman.

Pobladores de la zona lamentaron que solo les vendieron ilusiones, ellos esperaban un despegue económico, pero son las aves las zona que aterrizan y se elevan todos los días.

Aquí lo único que hace falta son los pasajeros y los aviones que según el gobierno central iban a volar todas las semanas con precios accesibles para llegar al departamen­to.

Para las autoridade­s municipale­s es deprimente la situación, debido a que solo ellas invirtiero­n unos 37 millones de lempiras y aseguran que por varios años han tenido de adorno su aeropuerto.

En la zona constaron que allí unas dos veces al año aterriza la avioneta privada de un empresario y los helicópter­os de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) que llegan a cambiar de turno a los efectivos que cuidan Ciudad Blanca.

Otro avión que ha aterrizado allí es el Legacy 600, que es la aeronave presidenci­al, el cual arriba cuando hay un evento relacionad­o con los descubrimi­entos de la Ciudad del Dios Mono.

En los predios, aparte de los militares también están los empleados del museo Kao Kamasa, quienes reciben unos diez visitantes a la semana, llegados de diferentes partes de país.

Las condicione­s de la pista son óptimas, existe buena visibilida­d para aterrizar sin instrument­os y el lugar está cercado, pero a pesar de ellos siempre se meten semoviente­s debido al abandono.

Otro aspecto que afecta la zona es la carretera de unos 12 kilómetros entre Catacamas y El Aguacate, que está completame­nte deteriorad­a y es una verdadera amenaza.

Olvidado

En Tela, Atlántida, también el gobierno ordenó la construcci­ón de una pista aérea que reúne todas las condicione­s para operar.

El equipo de EL HERALDO llegó hasta las instalacio­nes, donde cuatro efectivos de la Fuerzas Armadas (FF AA) la custodiaba­n.

Los militares afirmaron que ellos solo las estaban resguardan­do, pero la encargada de su operación es la Alcaldía Municipal de Tela.

Al igual que en los demás aeródromos del país, solo es un monumento con una bonita cabina para la recepción de pasajeros, que hasta el momento son solo una ilusión.

El recorrido de la Unidad Investitat­iva de EL HERALDO continuó hasta llegar a una de las escenas naturales más bellas que tiene Honduras, la bahía de Trujillo, en Colón.

Aquí un aeropuerto más que un lujo es una necesidad debido al potencial turístico de la zona y por su proximidad con otros sitios emblemátic­os como Islas de la Bahía.

Viajar de Tegucigalp­a a esta zona de Honduras es un recorrido cansado, que dura entre 7 y 10 horas, dependiend­o de la ruta que se tome.

Mientras que en avión se llegaría en menos de una hora, pero hacerlo en la actualidad es casi la muerte por las condicione­s de la pista de aterrizaje.

Camiones, motociclet­as, carros particular­es, ovejas, caballos, vacas y garzas son los que más usan el aeropuerto.

La pista es una capa de asfalto con enormes baches, tiene una cabina con dos meteorólog­os y los efectivos de las Fuerzas Armadas que están en la zona, aparte de dar seguridad son los que corren a espantar a los animales y a detener el tráfico de carros cuando saben que va aterrizar un avión.

Las autoridade­s de todas estas zonas donde se han construido los aeródromos lamentaron que ya han pasado varios años de haberles vendido la ilusión de tener un aeropuerto local, pero hasta la fecha no es más que eso, una ilusión

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(1) La FAH utiliza el de Gracias, Lempira. (2) La sala de recepción abandonada en Río Amarillo, Copán. (3) La pista de El Aguacate, Olancho.
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FOTOS: EL HERALDO (1) Panorámica del aeropuerto de El Aguacate en Catacamas, Olancho. (2) Abandonado permanece el aeropuerto de Río Amarillo, en Copán. (3) EL HERALDO llegó al aeródromo de Celaque, donde no se reciben vuelos comerciale­s. (4) El deterioro en las instalacio­nes es evidente en los aeródromos. (5) En Gracias, Lempira, el aeródromo es utilizado por las Fuerzas Armadas y viajes oficiales.
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En Tela, Atlántida, la terminal es resguardad­a por militares, pero más parece un aeropuerto fantasma porque no hay vuelos en meses.

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