El suicidio, un viaje sin boleto

El triste rostro de una niña de cinco años que lo único que espera cada día es que papá llegue a casa, le dé un abrazo y le diga lo mucho que la quiere es un deseo que nunca se le hará realidad porque la depresión se lo arrebató.

Así como esta, hay tantas amargas historias producto del escalofriante aumento de suicidios en el país.

Es lamentable ver de forma frecuente en los medios de comunicación cómo nuestros hermanos hondureños están acabando con su vida.

Se estima que cada día una persona toma la irremediable decisión de suicidarse, y que ya son más de cuarenta los casos de suicidios que se registran este año, según estadísticas de la Secretaría de Seguridad Nacional (SSN).

Hay muchos factores sociales y psicológicos que influyen en la decisión del suicidio: depresión, problemas amorosos, familiares, incluso el 48% del subempleo o el 65% de los niveles de pobreza que afecta a Honduras, según el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh).

Pero, lo que se debe de entender es que los anteriores problemas no deben tomarse como una justificación o excusa para cometer un acto suicida.

En esta afección social, es de gran importancia el rol que juega la familia, la cual debe fomentar y estar abierta a la comunicación y el diálogo, en el hogar también se debe prestar mucha atención y buscar ayuda psicológica si uno de los parientes está atravesando algún problema.

De igual manera, es importante detectar y reconocer el peligro que corre una persona depresiva que guarda en silencio porque el sufrimiento y la tristeza que alimenta cada día puede orillarle a acabar con su vida.

Pero sé que hay oportunidad para muchas personas más que actualmente están viendo su vida creyendo que es un total fracaso y a ellas les diré: acuérdate de los momentos felices, de la sonrisa de tu madre, de los consejos de tu padre o de los te quiero susurrados por tus hijos.