Las crueles manchas del caos
A raíz de lo suscitado el pasado sábado 17 de agosto, en el estadio Tiburcio Carías Andino en Tegucigalpa, terminó de aflorar la anarquía en que se encuentra el país y lo enferma que está nuestra sociedad: cuatro vidas apagadas, que sin duda alguna desatarán venganza, venganza que desencadenará en más violencia, y violencia que dejó muy mal vista a las autoridades que brindan orden, y de las cuales su eslogan de servir y proteger ha quedado con muy poca credibilidad. El problema de las barras no es algo nuevo, ya en otras ocasiones se han armado batallas campales a las afueras del estadio nacional, enfrentamientos entre La Revo y La Ultra, pugnas que han dejado al descubierto que van más allá de la pasión del fútbol. Los aficionados olimpistas atacaron el bus donde venía el Motagua, y los aficionados del Ciclón, utilizaremos este eufemismo para los miembros de ambas barras, asesinaron con saña a dos de las cuatro personas fallecidas, el video se viralizó rápidamente, y se puede ver la crueldad, cómo jóvenes en unos instantes se volvieron asesinos. Las manchas de la sangre prácticamente abarcan todos los estratos de nuestra sociedad, desde la paria hasta la burguesía, la violencia es prominente, y el caos inminente, cuando las autoridades son torpes, cuando se nota que no están preparados para manejar este tipo de situaciones, y que en vez de salvar vidas provocan o dejan que se arme un confrontamiento de esta magnitud. ¿Dónde estaban los anillos de seguridad de los que tanto hablaban? ¿Cómo una familia hondureña sentirá el deseo de llevar a sus menores a disfrutar de un encuentro deportivo si los que deben cuidarlos son unos irresponsables y actúan con inequidad?, pues no creo que ayudara mucho tirar gas lacrimógeno a un público en general, ¿pero qué se puede esperar de una institución en donde su base está llena de zafios?
Para finalizar, tenemos una juventud cada día alejada más de los valores, abrazada fuertemente a la drogadicción, sin ganas de superarse, sin empleo, sin oportunidades de estudio, situación que desgraciadamente contribuye a que este tipo de acciones nos muestren ante el mundo como si fuéramos lo peor. Fernando Erazo LICENCIADO EN LETRAS