Libere a su niño de la congestión nasal
Si a su hijo le gotea la nariz, la tiene tapada, le cuesta respirar, duerme mal (durante la noche se despierta) y de día está cansado e irritable, la congestión nasal es el problema.
Esto quizá se deba a una posible rinitis de origen alérgico, o bien a un simple resfriado. Pero sea cual sea el caso, debe poner atención y tratar de contrarrestar el mal lo antes posible.
En caso de rinitis, además de las medidas farmacológicas que el pediatra puede prescribir, hay que intentar eliminar el agente irritante, airear la casa y evitar las temperaturas demasiado elevadas. También hay que liberar la nariz de moco e intentar que el pequeño beba toda el agua que pueda a pequeños sorbos.
En caso de resfriado, es importante, sobre todo, la higiene nasal y que el pequeño beba agua, pues ayuda a fluidificar y eliminar el moco.
Pero ¿cuál es la mejor manera de realizar un lavado nasal al pequeño que ayude a liberarle de la congestión? Hasta que el niño no aprende a sonarse la nariz solito, y para evitar que el moco se estanque, los pediatras aconsejan al menos tres lavados nasales al día para eliminar la mucosidad de manera mecánica, por arrastre.
Solo así la nariz se libera, el pequeño puede respirar mejor y se evitan las molestas acumulaciones de secreciones. Se trata de una sana costumbre, que también es eficaz para tratar y prevenir las complicaciones de los resfriados y de las rinitis alérgicas.
Para la higiene diaria, basta con una pequeña cantidad de solución fisiológica o agua de mar esterilizada, a temperatura ambiente, que se introduce en el orificio nasal mediante una fina y suave pulverización, en los formatos en spray o mediante un tubito de plástico semiblando