Tegucigalpa, la capital de la basura
Los pobladores de los municipios colindantes del Distrito Central han convertido a Tegucigalpa en la receptora de sus desechos sólidos. La basura llega a la ciudad de la mano de los habitantes de las comunidades vecinas, quienes, por falta de ese servicio en sus hogares y sus comunidades, traen la misma y la depositan en los contenedores que se encuentran en las salidas de la ciudad.
Lo que sucede es el reflejo de un problema grave que enfrenta el país por la ausencia de políticas integrales para la gestión de residuos sólidos, lo que obliga a los habitantes a disponer de sus residuos por cuenta propia.
Porque el problema va más allá de estas comunidades que, sin importar la razón, no cuentan con un sistema adecuado de recolección y manejo de estos desechos.
Este es un problema nacional. El país no cuenta con políticas, estrategias, planes de acción ni una estructura operativa y de planificación definida para la gestión de residuos sólidos. Todas las acciones que se ejecutan en este campo se hacen de manera desarticulada, dicen los expertos. Incluso, apuntan, no se tiene una base de datos e indicadores sobre el tema.
“Las iniciativas de recuperación, reciclaje, valorización y compostaje de residuos sólidos son incipientes y se manejan de manera espontánea”, se lee en un informe realizado por técnicos para el sistema de las Naciones Unidas hace unos años atrás. El manejo desordenado de estos desechos y la falta de los dispositivos correctos repercuten en las condiciones ambientales y de salud de la población.
Por eso lo que sucede en Tegucigalpa debe ser un campanazo para que el gobierno -sus autoridades competentes- tome este tema con seriedad y agilice los procesos que lleven a la aprobación de una política para la gestión integral de residuos sólidos y se involucre a la ciudadanía en campañas de educación sobre el manejo adecuado de tales desechos