Escolares del sur proclaman cuidado y respeto al ambiente
Con el apoyo de EL HERALDO, un grupo de empresas y la Alcaldía de Choluteca, concluye exitosamente el programa de Escuelas Amigables con el Ambiente
¡Por una Honduras limpia, todos amigables con el ambiente! Es el lema con que los alumnos de los centros educativos participantes en el programa de Escuelas Amigables con el Ambiente Zona Sur de EL HERALDO se comprometieron a continuar el legado del proyecto. La aplicación de las Tres R (Reducir, Reutilizar y Reciclar), el manejo adecuado de los desechos sólidos y la importancia de poner en práctica iniciativas que ayuden a la preservación del ambiente, son algunos de los temas que se abordaron durante las nueve semanas que duró la competencia.
En el evento de cierre ayer de la cuarta edición del proyecto ambiental, los cinco centros educativos participantes: escuelas Dionisio de Herrera y Ricardo Soriano número 2, así como los Centros de Educación Básica (CEB) Felipe Reyes, Francisco Rodríguez Aguilera y Ramón de Jesús Zelaya, recibieron la certificación como Escuelas Amigables con el Ambiente.
Un total de 3,202 alumnos, más de 25 docentes y decenas de familias formaron parte de la jornada educativa ambiental que dirige EL HERALDO con el apoyo de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Miambiente), la Secretaría de Educación y la Alcaldía Municipal de Choluteca.
El CEB Ramón de Jesús Zelaya obtuvo el certificado como la Escuela más Amigable con el Ambiente.
La Escuela con Mayor Efecto Multiplicador recayó en la Dionisio de Herrera y la Escuela con Mayor Impacto en la Comunidad fue el CEB Felipe Reyes.
El proyecto, que desde hace cuatro años ha encontrado un enorme compromiso de la sultana del sur, cuenta con el patrocinio del gobierno central, la Alcaldía de Choluteca y el Hotel Camino Real, quienes se comprometieron a extender este apoyo en 2020.
La labor de nueve semanas de los estudiantes fue aplaudida por las autoridades de la Secretaría de Educación y de Mi Ambiente, quienes representadas por Arely Argueta y Emy Vásquez, no solo se mostraron orgullosas por el cambio en los centros educativos, sino que reafirmaron su compromiso con el proyecto.
Por su parte, Glenda Estrada, jefa de Redacción de EL HERALDO, reafirmó el compromiso del diario con la protección del planeta e invitó a los estudiantes o no dejar morir la semilla plantada. El evento de cierre se convirtió en un derroche de talento a través del cual los niños crearon conciencia en los adultos sobre la importancia de cuidar el planeta.
La interpretación musical de los alumnos de la Escuela Ricardo Soriano invitó al público a mantener la basura en su lugar.
De igual manera, las palabras no fueron necesarias para los alumnos de la escuela Dionisio
de Herrera, quienes a través de una presentación con mimos representaron cómo nació el proyecto y cómo ahora ellos son los defensores del ambiente al dar el ejemplo a la población de no lanzar la basura en la calle, la cual termina en quebradas, ríos y, por ende, en el océano.
La recuperación y preservación de las zonas productoras de agua fue el tema principal de los alumnos del Centro de Educación Básica Ramón de Jesús Zelaya, quienes con su canción “Cuidemos el agua” nos concientizaron sobre la forma en que la basura puede contaminar nuestros ríos. Las presentaciones artísticas concluyeron con la intervención de Perla Martínez, estudiante del Centro de Educación Básica Felipe Reyes, quien deleitó con un monólogo sobre el cuidado del ambiente.
Los logros alcanzados al interior de cada centro educativo quedaron de manifiesto durante las disertaciones de los clubes ecológicos, quienes se comprometieron a poner en práctica lo aprendido. Además de presentar varios proyectos. Por ejemplo, para lograr una reducción del consumo de energía, las autoridades de la Escuela Dionisio de Herrera aprobaron que los niños vistieran el uniforme de educación física durante tres días a la semana, reduciendo el consumo energético en los hogares, ya que no se requiere planchar y se reduce la factura por energía eléctrica. Además, el proyecto final del centro contempló la reforestación de las instalaciones a través de maceteras verticales para aprovechar el espacio físico.
Y la recuperación de espacios comunes fue el proyecto que impulsó el CEB Ramón de Jesús Zelaya, creando un parque recreativo que fomenta la interacción del alumno con el ambiente, a través de la reutilización de llantas. Mientras que la escuela Ricardo Soriano y los CEB Felipe Reyes y Francisco Rodríguez Aguilera abandonaron los tonos grisáceos de sus paredes y las convirtieron en espacios alegres y llenos de color