Colombiano aprendió a leer y escribir en Támara
Originario de una zona rural del municipio de Montería, departamento de Córdoba, en el Caribe colombiano, Felipe Meza Benítez, de 42 años de edad, nunca en su vida imaginó estar tras las rejas de una cárcel en el desconocido -para él- país de Honduras.
El jueves 16 de julio del año 2015, Felipe junto a otros seis colombianos surcaban las aguas del Caribe hondureño a bordo del bote Delta I, a unos 44 minutos de la isla de Guanaja, en Islas de la Bahía.
La embarcación, que había partido de la isla de San Andrés, en Colombia, fue interceptada por la Fuerza Naval de Honduras (FNH) al detectar ciertas anomalías. Tras una breve inspección en puerto, las autoridades hondureñas encontraron en ella 120 kilos de cocaína.
Felipe está preso desde ese día, ahora en el penal de Támara, pero aún no hay una sentencia firme en su contra. En la actualidad cursa el segundo grado de la escuela primaria y ya aprendió a leer y escribir. “Le mandé una cartica (carta) al hijo mío, diciéndole: Hijo, no te preocupes, estoy estudiando, también voy a ser universitario”, cuenta.
Felipe Meza Benítez es uno de los 16 colombianos presos en Támara, la mayoría de ellos recluidos por la comisión del delito de posesión y tráfico de drogas. El hombre de 42 años manifiesta extrañar a los suyos, pero confía en que un día regresará a su tierra natal Montería, para seguir la vida junto a su familia