Octubre 2019, Mes Misionero Extraordinario
El papa Francisco ha convocado un Mes Misionero Extraordinario (MME) para octubre de 2019, que lleva por lema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en Misión por el mundo” con el propósito de despertar la conciencia de la “misión ad gentes” y “retomar con nuevo impulso la responsabilidad de proclamar el Evangelio de todos”.
La Iglesia Católica entera es misionera. Su misión universal es la de ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda creatura. Es decir, todo bautizado debe participar en la misión de transmitir el Evangelio. Motiva esta celebración el hecho de que el 30 de noviembre de 2019, se conmemora el centenario de la promulgación de la Carta apostólica Maximum illud del papa Benedicto XV (30 de noviembre 1919) sobre «la propagación de la fe católica en el mundo entero» con la que intentaba reavivar el espíritu misionero tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. Uno de los frutos del Concilio Vaticano II fue la publicación del Decreto Ad Gentes (diciembre 1965) sobre “la actividad misionera de la Iglesia en el mundo”. El texto enuncia los principios doctrinales de la actividad misionera. La expresión Ad Gentes significa a las “gentes” y junto con la «nueva evangelización» y la «pastoral» constituyen las tres vertientes en que se sustenta la acción evangelizadora de la Iglesia. El siglo XX ha sido llamado el siglo de las misiones precisamente por la intensa acción evangelizadora ad gentes en los cinco continentes, como por los documentos del magisterio publicados sobre el tema: encíclicas misioneras (desde la primera, Maximum illud, de Benedicto XV), el Vaticano II (especialmente con el Decreto Ad gentes), la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi (de san Pablo VI, 1975), y la encíclica Redemptoris missio (de san Juan Pablo II, 1990). En los últimos veinte años, la globalización ha producido drásticas transformaciones, sobre todo, en el ámbito de la organización económica, las relaciones sociales, los modelos de vida, cultura y religiosidad, situación que ha demandado y exigido de parte del estamento misionero una mayor creatividad y asertividad en su labor misionera.
El pontificado del papa Francisco (2013) se ha caracterizado por un claro respaldo a la actividad misionera propiciando el “fortalecimiento de la identidad y el compromiso misionero Ad Gentes de la Iglesia en el mundo” para anunciar la alegría del Evangelio a todos los pueblos, con particular atención a las periferias del mundo de hoy y al servicio de una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
En su exhortación apostólica el Evangelii gaudium (La Alegría del Evangelio) sobre el “Anuncio del Evangelio en el mundo actual” (noviembre 2013), plantea las líneas prioritarias de la acción misionera. El documento, remarca la urgencia de una “renovación y reforma de la Iglesia” en línea con una conversión pastoral para que sus estructuras se vuelvan más misioneras, lo cual hace necesario iniciar un proceso de discernimiento decidido que permita «ponerlo todo en clave misionera» y alentar esa nueva etapa misionera para que esté llena de fervor y de entusiasmo. E l Mes Misionero presenta dos novedosas innovaciones que le dan una mayor consistencia y sentido a la celebración. Cuatro, son las dimensiones señaladas por el Papa para vivir con más intensidad el camino de preparación y realización del Mes Misionero: (i) El encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia; (ii) Testimonio; (iii) Formación; (iv) Caridad misionera. Otra de las novedades ha sido la elaboración de un “Guía” por parte de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y las Obras Misionales Pontificias, cuyo propósito es el de servir a cada diócesis en sus necesidades de «formación y animación misionera». La Guía ayudará a inspirar la creatividad de las Iglesias locales (Parroquias) y de los fieles cristianos para afrontar los desafíos inherentes a la evangelización a partir de la missio ad gentes y de su propio contexto. La estructura de la Guía se sustenta en las cuatro dimensiones señaladas por el Papa.
Interpretando el espíritu de la celebración del Mes Misionero se evidencia la trascendencia que representa para toda la Iglesia su servicio “misionero y evangelizador”, no como expansión de poder, sino como servicio humilde. «Opción por los pobres, lucha por la justicia y la paz, defensa de las culturas e inculturación, cuidado de la creación», temas que deben servirnos como trasfondo e iluminación en nuestra acción misionera. La Iglesia es consciente de que nuestro estilo de evangelización debe asumir el rostro del diálogo (¡(¡diálogo de vida!), de la inserción. Debemos renunciar a “la cultura del adversario” para dar lugar a “la cultura del otro”, a quien queremos conocer, respetar, acoger y amar. Todo bautizado debe hacer de su vida misma, una misión, una constante acción evangelizadora, y por supuesto, siempre que sea posible, vivir una experiencia de misión en lugares donde no se conozca al Señor. Que la celebración del Mes Misionero Extraordinario no sólo sea un momento aislado en el curso del año, sino que, por el contrario, sea una valiosa ocasión para detenernos a meditar si en verdad, estamos respondiendo a la vocación misionera y cómo lo hacemos; una respuesta esencial para la vida de la Iglesia. La Arquidiócesis de Tegucigalpa que abarca todas las parroquias del departamento de Francisco Morazán tiene previsto en todas las parroquias impartir una «catequesis preparatoria» para conocer y ser un verdadero evangelizador. El «visiteo» que consistirá en «ir de casa en casa» llevando la Buena Nueva, de una manera dinámica y comprometida. La imagen peregrina de Nuestra Señora de Suyapa y la de San Miguel Arcángel visitarán todos los decanatos de la Arquidiócesis en el transcurso del mes de octubre 2019
Motiva esta celebración el hecho de que el 30 de noviembre de 2019, se conmemora el centenario de la promulgación de la Carta apostólica Maximum illud del papa Benedicto XV”.