Diario El Heraldo

Si bien entiendo...

- Julio Escoto Escritor

Lo que hasta hoy ha develado el célebre juicio en Nueva York es posiblemen­te sólo un tercio de lo que se vendrá a saber”.

Tratando de entender entendiend­o, constato que jamás existió una genuina y auténtica política gubernamen­tal de combate al narcotráfi­co en Honduras sino que una banda, que logró adueñarse del poder, utilizó y empleó los recursos todos del Estado para aplastar a otra competitiv­a (los Cachiros). O sea que el grupo de los Valle, con el que hacía ilícitos negocios el hermano del presidente de la República, creció y empezó a adueñarse del mercado de importació­n, tránsito geográfico y exportació­n, hasta volverse caudillo de suntuosos negocios con los grandes, tipo “El Chapo”, excepto que en algún instante cometió un error, quizás pretendió dirigir por sí mismo la entera operación, lo que despertó celos y suspicacia en quienes manejaban los rubros cobertores de la policía, el ejército y la seguridad nacional. El negocio se tornó, por momentos, dudoso e inconfiabl­e.

O bien se vio traicionad­o por el mando ejecutivo, que prometiera cooperar a cambio de voluminoso­s sobornos (US$. 1.5 millones, dice el entonces alcalde de Florido, Copán) y no cumplió. Sueño acariciado por “Tony” Hernández y quizás su hermano hubo de ser que Honduras se convirtier­a en puente franco del vicio interoceán­ico, cintura cocainera internacio­nal, ecuador alcaloide, mercado de base y pasta al que nada compitiera al sur del río Bravo. Proyecto empresaria­l maravillos­o, acéptese, pero inmoral.

Si me apodero de 112,492 kilómetros cuadrados de territorio y desde allí ejerzo una absoluta y violenta magistratu­ra ilegal —como en un castillo kafkiano, una trinchera Maginot de estupefaci­entes—, ¿quién podrá competir con ello…? Hubiera sido como un canal de Panamá abierto a la ruta de la perversión humana, al entero trajín de coca, achís, mota, alcaloides pues utilizaría­n tal sendero ignominios­o no sólo los viciosos de Estados Unidos —que se calcula son 30 millones— sino de Europa, Asia, África y Oceanía. De triunfar les hubieran llovido ofertas de crimen.

Pero entonces, ¿toda la patarata de lucha contra el delito organizado, la cruel sangría con que el “tasón” exprimió a la sociedad hasta sus menores gastos, la militariza­ción burda de la patria, en vez de construir para ella escuelas; el afán de crear más batallones y cárceles, los discursos falsos y las intencione­s verdaderas de hacer de Honduras un narco Estado, no fueron sino distracció­n y maquillaje? ¿Cómo no iba a ser si entre tanto las más altas autoridade­s se hundían en el vicio monetario que despierta todo narcotráfi­co, con sus inmensos ingresos, ganancias y corrupción?

Lo que hasta hoy ha develado el célebre juicio en Nueva York es posiblemen­te sólo un tercio de lo que se vendrá a saber. Aparecerán, como ya ocurre, nombres de “venerables” magistrado­s, ministros, jueces, embajadore­s, empresario­s y militares involucrad­os en actigozar vidades de dinero sucio, o más, en asesinato.

Tras esta monstruosa y cruenta mentira oficial el hondureño tiene algo más que la obligación de meditar en que tal deterioro jamás vuelva a ocurrir. Debe compromete­rse a modificar de tal modo profundo al Estado y sus leyes que se generen alarmas y contencion­es para que nunca otra vez los ladrones asciendan al poder y dirijan la república llenándono­s, como ahora, de vergüenza, estigma y dolor

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras