Jojo Rabbit, la sátira antiodio va camino directo al Oscar
Coloca a Taika Waititi camino al oscar
Durante la Segunda Guerra Mundial, un niño adoctrinado por la juventud nazi, llamado Jojo (Roman Griffin Davis) descubre que su madre está ocultando en su casa a una chica judía. Si la premisa suena a drama de época, en manos de Taika Waititi, pero nada hay más lejos de la realidad con Jojo Rabbit. Porque ese niño convencido de su ideología nazi tiene como amigo imaginario al mismísimo Adolfo Hitler, y es un desastre.
Waititi, uno de los últimos genios del cine actual, director de
“Casa vampiro” (2014), “Cazando salvajes” (2016) o Thor: Ragnarok (2017), ha adaptado la novela de Christine Leunens -escribió el guión en 2011-, y cuenta como secundarios con Scarlett Johansson como madre, y Sam Rockwell, Rebel Wilson y Stephen Merchant. Y como Hitrecha ler, el mismísimo Waititi, neozelandés, de origen judío y maorí que aseguró “sigue la tradición de algunas personas muy inteligentes que si tenían algo que decir usaban la comedia, que en mi opinión es una de las herramientas más poderosas contra la intolerancia y contra regímenes y dictadores”.
Su lanzamiento -que en varios mercados latinoamericanos- será recién en enero de 2020- llega en medio de un incremento de déspotas y populistas de extrema deen todo el mundo, apuntó Waititi. La película comienza como una comedia disparatada y gradualmente se convierte en algo dulcemente sentimental, mientras Jojo empieza a cuestionar lo que le han dicho de los judíos tras descubrir a uno (Thomasin Mckenzie) viviendo en su ático. Jojo Rabbit se trata sobre crecer en un mundo donde la sabiduría recibida es ridícula.
Esta “sátira antiodio” podría emular a “La vida es bella” de 1997, otra película de temática nazi polarizante que se llevó tres premios de la Academia.
Y aunque recibió críticas poco entusiastas, entró en la contienda de los Óscar al ganar el Festival de Cine de Toronto. El galardón, decidido por el público, ha sido un indicador fiable para el premio más importante del cine, como ocurrió con Green Book o “El discurso del rey”