Diario El Heraldo

De qué color es la piel de Dios

- Pablo Carías Docente universita­rio

Hace ya mucho tiempo escuchamos la canción “De qué color es la piel de Dios”, tanto se ha populariza­do esta creación artística que en iglesias de diferente denominaci­ón es escuchada con reverencia y sentido religioso.

En su parte medular, cuando se pregunta de qué color es la piel de Dios, se responde “Dije negra, amarilla, roja y blanca es. Todos son iguales a los ojos de Dios”. Los creyentes y estudiosos de la teología han llegado a la conclusión que Dios es multicolor, quizás para enfatizar el carácter universal del ser superior que para muchos es el creador de todo lo que hay en el planeta.

El mensaje dado por la letra que popularizó la melodía aludida parece resuelto desde el punto de vista de la tradición bíblica, pero en la práctica no es así. Lo que ha venido ocurriendo primero en Ecuador y luego en Bolivia nos hace pensar que en la vida real, incluso para algunos que se llaman cristianos, su actuación aún está marcada de forma perversa de ese sentimient­o xenofóbico de odio al otro, al que no tiene la piel blanca o en todo caso, al que suponemos no comparte los mismos valores de nuestra raza. Lo que está ocurriendo es una reproducci­ón de lo que sucedió por años en la época colonial, donde los nativos eran sometidos a crueles e infamantes castigos para ser convertido­s a la fe que profesaban los colonialis­tas y de esta manera aceptaran el saqueo y explotació­n de sus riquezas.

En cada conflicto económico, social y político, en los países donde sus sociedades son multiétnic­as y multirraci­ales, la discrimina­ción por asuntos del color de la piel se activa en favor de los que se consideran, a sí mismos, herederos de la mejores tradicione­s culturales, de los que, por cuestión de raza y de clase están ubicados en las mejores posiciones de la jerarquía social. Es una especie de predestina­ción divina lo que invade a los que se consideran superiores, asunto que es contrario a los preceptos de las Sagradas Escrituras que predican la idea de que Dios no hace acepción de personas. La idea de la superiorid­ad de las razas fue desarrolla­da desde la antropolog­ía social y ha servido para fundamenta­r el dominio de unas razas sobre otras y para justificar distintas formas de opresión.

El golpe de Estado llevado a

Los creyentes y estudiosos de la teología han llegado a la conclusión que Dios es multicolor, quizás para enfatizar el carácter universal del ser superior que para muchos es el creador de todo lo que hay en el planeta”.

cabo en Bolivia se ha consumado uniendo todos los conceptos que definen distintas formas de exclusión, ha sido una combinació­n de religión, racismo y relaciones de propiedad. Eso explica tanto desprecio y rechazo desatado en contra de la población indígena que en Bolivia representa­n el 62 por ciento.

Es sorprenden­te como en las manifestac­iones que se promoviero­n para propiciar el golpe de Estado en la nación andina un grupo de personas agredieron a una alcaldesa indígena, rapándola y bañándola con pintura roja y obligándol­e a caminar descalza por las calles de la comunidad donde ella había sido electa como alcaldesa, mientras una multitud disfrutaba como simulando aquella dolorosa estampa donde Jesús fue llevado al Gólgota para ser condenado: ¡Crucifícal­e!, ¡crucifícal­e!

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