Parar la barbarie
El Estado hondureño está obligado a parar la barbarie registrada en las últimas horas en el sistema carcelario y a recuperar la gobernabilidad en todo el sistema penitenciario. La tolerancia a todo acto de violencia en los centros de internamiento debe terminar y dar paso a políticas encaminadas a restaurar la gobernabilidad en los reclusorios.
Los gritos de la sociedad hondureña deben ser escuchados y las autoridades actuar con celeridad; no puede permitirse que un privado de libertad más muera en las condiciones en las que han fallecido más de 36 reos en las cárceles de Tela, Atlántida y Siria, El Porvenir, Francisco Morazán.
No actuar con prontitud generará más incertidumbre en la ciudadanía.
La tarea que tiene por delante la Comisión Interventora del Sistema Penitenciario -que ha sido encargada de la administración de las cárceles por seis meses- es titánica.
Ellos están obligados a hacer respetar los derechos humanos de los privados de libertad y ejecutar las acciones radicales que demanda la sociedad, tales como el retomar las riendas de los centros penales, quitando el control que dicen tienen los mismos reos de los centros de reclusión.
Urge también la revisión y certificación de los funcionarios y empleados del sistema penitenciario y la investigación y castigo de quienes sin duda alguna han sido cómplices de los hechos violentos registrados.
Hay que hacer efectivo el bloqueo de teléfonos celulares en los centros de internamiento, el ingreso de armas y la desarticulación de las redes delincuenciales que operan desde las cárceles.
Por el bien de Honduras, deben terminar con la tolerancia y la complicidad manifiesta de algunas autoridades penitenciarias con las redes criminales que operan desde los centros penales y dar paso a políticas encaminadas a restaurar la gobernabilidad en los centros de internamiento