Los familiares

MARÍA GRÁNDEZ Hermana de reo muerto

“Es increíble cómo entran las armas, pero si uno quiere llevar un limón se lo quitan en la entrada, si ellos están allá (cárcel) no deberían tener un cuchillo y menos una arma de fuego. Lo único que deberían tener es la Biblia. Mi hermano nos decía desde que los pasaron para El Porvenir que no les daban comida ni agua, los trataban como perros. Ya no queremos ver que corra más sangre. ¿Sabe cuál es nuestro gran pesar? Que mi hermano Santos Grández ya había cumplido su condena desde agosto del año pasado, pasó 14 años en la cárcel, nosotros no pensábamos sacarlo así”.

TOMÁS HERNÁNDEZ Padre de reo muerto

“Nosotros tenemos un puesto de venta de lácteos, nosotros nos dedicamos a eso. Pero mi hijo se metió a trabajar en un taxi y le estaba haciendo la carrera a dos mujeres y la Policía los agarró y lo vincularon con ellas. Estuvo seis años en la cárcel, yo estaba luchando para sacarlo, iba a pagarle un abogado para sacarlo de ahí. A nosotros los familiares nos revisan hasta donde ya no, pero cómo es posible que entren armas, esas son puras movidas. Mi hijo estaba joven, solo tenía 30 años, deja dos hijos. Vamos lejos de acá, en carreteras feas, hasta El Rosario, Olancho”.

JULIO SOLÍS Tío de reo muerto

“A uno como pariente no le permiten llevar una comida, pero sí pueden ingresar una arma, esto es un show, el gobierno ya debería parar esto. Como pariente a uno solo le queda rogar a Dios para que mejore nuestro país. Solo en nuestro país pasan estas matanzas, recordemos lo de Comayagua, el sistema de nuestro país colapsó. Mi sobrino, Dionisio Solís, ya había entregado su alma a Jesucristo, él era pastor evangélico en la prisión, ya tenía ocho años de estar ahí. Nuestras cárceles son mercados, ahí hay venta de comida, drogas y prostitución”.