La temporada de paz y reconciliación
Sería maravilloso que este espíritu y ambiente prevalecieran durante todo el año, que los hondureños mantuviéramos una actitud proclive hacia la reflexión y la reconciliación...”.
Todos los hondureños nos sentimos imbuidos de esa alegría contagiosa que nos invade con motivo de las fiestas de Navidad y de Año Nuevo. Me atrevo a decir que no hay un solo hogar, por humilde que sea, que no esté disfrutando de este ambiente de paz y tranquilidad y experimentando sentimientos genuinos de alegría, como parte de un generalizado entorno festivo y de preparación para las esperadas celebraciones del 24 y del Año Nuevo.
Pensando idealistamente, sería maravilloso que este espíritu y ambiente prevalecieran durante todo el año, que los hondureños mantuviéramos una actitud proclive hacia la reflexión y la reconciliación, con una mayor propensión a tender la mano en un gesto de amistad y solidaridad, para unidos luchar en forma granítica contra los flagelos que afectan a nuestro país.
Para que esto sea posible, podemos aprovechar la temporada para fortalecer nuestra mente y nuestro corazón en tal forma que durante el resto del año podamos ser más flexibles y comportarnos como hermanos, como personas sensatas y dialogar franca y amistosamente.
Un primer e importante paso es cobrar conciencia que todos somos una gran familia y que debemos reconciliarnos con nosotros mismos y reflexionar sobre nuestra vida y nuestro comportamiento hacia el futuro, conscientes, como dice Marcos 3: 24-25 que “si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede perdurar. Y si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer”. Dado este paso, el siguiente es liberar nuestra mente y nuestro corazón de los resentimientos y odios y comenzar a actuar como hermanos. Como en toda familia, siempre habrá desacuerdos y resentimientos, pero también siempre habrá soluciones, sin que haya guerras ni muertos ni heridos. ¡No más Wilson José Berríos!
Si los hondureños nos unimos en la búsqueda del bienestar común podremos lograr cambios trascendentales, primero en el comportamiento de la clase política, la cual solo busca su propio beneficio actuando, en su mayoría, sin principios éticos, dejando a un lado la honestidad y la transparencia. Tenemos que lograr que funcione la institucionalidad, que haya una independencia efectiva entre los poderes del
Estado y que haya una verdadera justicia que se aplique para todos. Los corruptos no pueden seguir gozando de inmunidad y auto protegiéndose y todos debemos alzar nuestra voz para adecentar las estructuras de poder. No podemos seguir permitiendo el despilfarro de los recursos públicos y que miles de hondureños de escasos recursos no reciban una adecuada atención médica ni una educación de calidad. No podemos seguir permitiendo que nuestros compatriotas migren hacia otros países poniendo en riesgo su vida y dejando una familia desintegrada, por la inseguridad y el desempleo que los abate.
Todos juntos, unidos con el propósito de tener una Honduras de esperanza, de paz y armonía, de oportunidades para todos, lo podremos lograr actuando con firmeza y resolución.
Feliz Navidad y que el próximo año sea de transformación para el bien de todos