Sigo sin entender

En el juego de la vida no llegamos a comprender muchas situaciones; buscamos explicaciones a ocasiones dolorosas que marcaron nuestra vida. En esta época de Navidad, muchas personas tienen llenas sus mesas de comida, pero se sienten solas por dentro. Hay personas que se preguntan el por qué tuvo que llegar esa dura enfermedad a ese papá, mamá o a ese hijo (lo que realmente es un tormento) que le costó la vida.

Hay jóvenes que extrañan la niñez que tuvieron porque toda su familia se reunía cada noche para ver alguna película o cenar juntos, y lastimosamente la separación de sus padres les cambio la vida como la solían conocer.

En la calle veremos cientos de sonrisas en los rostros de las personas, pero encontraremos miles de corazones rotos y vacíos. Los pensamientos de suicidio invaden las mentes de la gente que nunca se ha sentido amada, de las que el rechazo siempre estuvo de frente, de aquellos que no conciben para qué nacieron.

A muchos nos encantaría poder retroceder el tiempo para estar con la familia que una vez tuvimos, mucho antes de la separación de nuestros progenitores. Otros recorren en su mente los momentos que grabaron en sus corazones mientras estaban junto a esa persona que tanto amaban, pero la infidelidad lo hecho a perder todo.

Hoy en día es triste saber y creer que las penas se alivian con alcohol. Buscamos la aprobación de todo mundo porque nunca sentimos que tuvimos la aprobación de mamá o papá.

Dios sabe las veces que necesitaste un abrazo cuando estuviste en la noche más oscura de tu alma. Él sabe que proteges tu corazón a toda costa por el daño que te causó haberlo entregado todo. Él sabe el llanto y la necesidad que tienes de sentirte amada. Tal vez no entiendas por qué pasaste una temporada en el hospital o pueda que no comprendas el infierno que te ha tocado. Sin embargo, hay alguien que te sigue amando sin importar tus heridas o tus errores.

Eldin Brevé ESTUDIANTE