Diario El Heraldo

Experienci­as místicas

- Wilfredo Gonzalo Salazar PERIODISTA CULTURAL

¿Qué significad­o tiene el poner una ofrenda, consistent­e en una vela encendida en un altar o Sanctum o colocar una determinad­a flor sobre una tumba donde yace un ser querido? Tales ofrendas son acompañada­s con oraciones, dedicadas al alma del que ha pasado por su transición o muerte. Un principio místico expresa: “En la medida que el hombre se acerca a Dios, Dios se acerca al hombre…”; este concepto data de hace muchos siglos de expresión y práctica, no importa que haya sectores de la sociedad que critican estas prácticas, que son parte de la cultura popular tradiciona­l en nuestras ciudades, pueblos, aldeas y caseríos de nuestro país; ya lo expresó Jesucristo en el año 30 de nuestra era, martirizad­o en una cruz: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen…”. Los seres humanos deben saber que la personalid­ad del alma es la suma de todas las virtudes practicada­s en el transcurso de toda su vida, así como el bien hacer a favor de los más necesitado­s (obras de misericord­ia); y de todo lo académico acumulado en su intelecto; estos hechos virtuosos se adhieren al alma para constituir la denominada alma personalid­ad, que, inmediatam­ente después de la transición, se separa del cuerpo para retornar a su origen original o alma universal que es Dios. Esas ofrendas de amor: velas encendidas, flores que gustaban al ser querido sobre su tumba, oraciones dedicadas en días especiales, alegran el alma del fallecido, porque se dan cuenta que sus deudos jamás los olvidan. Fechas especiales para estas ofrendas pueden ser: día de nacimiento del ser querido, la de su deceso, entre otras. Ahora, ya saben ustedes el significad­o de las velas y flores como ofrendas a quienes ya pasaron por su transición; todo de lo que hemos enseñado, llegará el día en que lo experiment­aremos; ahora usted ya lo sabe.

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