No hay registro actualizado del bosque de jícaro en el sur
Pese a ser considerada una especie beneficiosa para la región por sus múltiples aportes, en la zona sur no se cuenta con una base de datos actualizada sobre el bosque de jícaro existente.
Las autoridades regionales del Instituto de Conservación Forestal (ICF) velan por su protección a través del cumplimiento de planes de compensación, pero no se sabe cuántos árboles hay sembrados.
El último documento en el que se establecía un recuento del número de árboles data del gobierno de Rafael Leonardo Callejas, hace casi tres décadas.
“El problema es que el jícaro crece solo, no requiere de la ayuda de las personas para hacerlo, los animales se comen la pulpa del fruto y a través de las semillas que salen por sus heces se puede iniciar una nueva planta y por eso es difícil precisar un número exacto de árboles existentes”, comentó Enrique Vega, técnico de manejo forestal del ICF en Choluteca.
Otra de las limitantes a las que se enfrenta la institución es que el árbol está constituido como una especie de bosque secundario.
“El bosque primario en el sur son los maderables, el carreto, la caoba, la ceiba y otros con mayor valor para leña, por lo que no reciben el valor que realmente merecen por todo lo que aportan para el ecosistema y las familias”, dijo Vega. El funcionario mencionó que al momento que productores solicitan un cambio de extensión para el uso de la tierra, es decir, que se va a cultivar otro producto, se realizan las inspecciones tal y como sucede con las municipalidades. “Hace algunos años se tuvo la idea de realizar un proyecto que se iba a financiar desde el exterior, pero al final no se concretizó y ahorita sería de gran ayuda para el tema del cambio climático”, dijo el técnico del ICF.
El bosque de jícaro es considerado un bosque seco que permite la regeneración de la tierra en donde está sembrado por su facilidad para retener agua en sus profundas raíces