Muertos vivientes
Cuando Hollywood descubrió que el morbo de la gente, o sea la tendencia o afición del público por las cosas relacionadas con la muerte, era un rico filón de negocios y que la proliferación de películas de miedo traería millones de dólares a los productores y actores de cine, inundaron el mercado con ese tipo de temores entre los cuales se distinguen aquellos de los “muertos” que persiguen a los vivos. Se parecen a otros personajes aterradores que son los “vampiros”, quienes convertidos en humanos buscan por las noches a sus víctimas inocentes a quienes les extraen su sangre con una mordida en la yugular porque solo así, estos hemófagos, se mantiene vivos por siglos.
En muchísimos países de nuestro mundo político, particularmente en la América Latina contemporánea, han surgido estos personajes “vampiros” que subyugan y someten a los pueblos utilizando los artificios más tramposos que nos podamos imaginar. Arriban al poder por la vía electoral, hacen creer que cumplen la Constitución y las leyes, engañan prometiendo una entrada directa o inmediata al pueblo, a ese país de las maravillas (mejor que el de Alicia) donde el derroche de leche y miel saciará todas las necesidades de una población hambrienta y hasta ahora sedienta. Como escoba nueva barren, pero no con los males que prometieron erradicar, sino que con todos aquellos trabajadores experimentados de las instituciones del Estado que por cumplir con la ley y las presiones de trabajo no pudieron obtener un poderoso padrino ni exhibirse ante los capataces de campaña, cargando escaleras y galones de pegamento para manchar postes y paredes privadas, anunciando una nueva venida del Redentor de la patria. Pero, ¡aleluya!, esos puestos no quedan vacíos, hace su entrada triunfal el tsunami de la parentela, caricatura de profesionales, buenas personas, pero sin el más leve conocimiento o adiestramiento en la materia que van a manejar. Volviendo a nuestros “muertos vivientes” me tiene obsesionado la pregunta ¿qué van a hacer todas
las y los funcionarios que acompañaron a este gobierno inconstitucional, en la violación de la Carta Magna, serán muertos vivos de la política nacional? Los cachorros de tigres que superaron en mañas a sus progenitores; figuras que fueron grandes “gurús” de los partidos centenarios y que pasaron al doloroso olvido con más pena que gloria, hoy sufren los aburrimientos de las reclusiones domiciliarias obligatorias por sentencias inapelables de los tribunales populares que no les perdonaron sus abusos y no quisieron volver a verles las caras ni haciendo fila para entrar a un cinema. La muerte política, en vida, es sumamente dolorosa, más para aquellos que nunca aprendieron que es más productivo “vivir para hacer política” que “hacer política para poder vivir”. Es agradable hacer política cuando uno ya “sembró su palito de limón” y tiene de qué vivir. Sin necesidad de meter las uñas en lo ajeno. Cuando uno aprendió a manejar su propio vehículo adquirido con el fruto de su trabajo y no fanfarronear en el asiento de atrás de una Prado blindada, con carro perseguidor haciendo escándalo en las calles congestionadas apartando ciudadanos que, con el sudor de su frente, pagan el combustible y el motorista de la blindada. En este gobierno ya caminan como “zombies” varios muertos vivientes; creyeron que su incondicional fidelidad, sometimiento y obediencia a las cosméticas dirigencias partidarias, les iba a salvar del juicio popular. Lo triste es que algunos de estos personajes de mayor fachada, arrogancia y pedantería, salidos del gobierno de JOH, no tendrán ni en que caer muertos de verdad, porque no sembraron su “palito de limón” a tiempo. A estos que Dios los coja confesados
En este gobierno ya caminan como ‘zombies’ varios muertos vivientes; creyeron que su incondicional fidelidad a las dirigencias partidarias les iba a salvar del juicio popular”.