Diario El Heraldo

Fiesta sin fiesta

- Mario Cálix M.

Tres de la mañana. Decenas de automotore­s -camiones, pick-ups, turismos, motos y cuatrimoto­s- fueron encendidos al mismo tiempo en aquel adormecido pueblo costeño para ir a traer votantes, integrante­s de mesas electorale­s y activistas que participar­ían directamen­te en la contienda electoral para elegir a un presidente, diputados y corporacio­nes municipale­s.

Los de la oposición, a pleno pulmón, denunciaba­n fraude electoral e ilegitimid­ad de una reelección presidenci­al, pero todos debían votar para dar al traste con esa ilegalidad, decían. Las primeras sorpresas de uno de los partidos considerad­os mayoritari­os fue la de que sus representa­ntes en las mesas electorale­s no estaban en casa esa madrugada, se habían enfermado de la noche a la madrugada o habían salido de emergencia por asuntos familiares, ¿qué hacer a esa hora sin delegados de mesa y dónde encontrar sustitutos? Era parte del fraude, la compra de conciencia­s, por uno o dos mil lempiras por cabeza. Hubo un despliegue de dinero sin precedente­s de parte del oficialism­o, se decía.

6:00 AM. En algunas mesas electorale­s sólo había delegados de dos partidos, en otras, todos simpatizab­an con el oficialism­o. Tardaron los votantes en asistir a las mesas. A uno que otro activista se le denunció que repartía billetes de 500 en la mera entrada del centro de votación equis. Todo transcurri­ó sin un muerto. Varias urnas se cerraron a las cuatro de la tarde y otras pocas a las cinco.

De 5:00 a 7:00 PM. Seguros del gane, en la casa del candidade to a diputado que buscaba nuevamente su cuarta reelección, se hacían arreglos para la gran fiesta: música de toda clase lista dentro de modernos aparatos digitales, varios músicos de guitarra, trompeta y acordeón, tres ovejos aliñados para ponerlos en el anafre; chuletas, largas tiras de carne y costillas bastante adobadas con sal, pimientas, albahacas, bañadas de jugo de naranja agria y salsas extranjera­s de todo tipo. Al igual que la carne de tres cerdos y cuatro toretes. Refrescos, cajas de cerveza y bebidas fuertes en abundancia. Se estaba pendiente de la llegada del joven candidato a alcalde que había hecho una campaña propagandí­stica nunca vista en la región y un cierre de la misma similar a la de un concierto de cantante de rock.

De 7:00 a 8:30 PM. Las radioemiso­ras y televisora­s locales dieron los primeros resultados la contienda electoral a nivel nacional. El oficialism­o aparecía derrotado en la mayoría de las mesas. A nivel local vapuleaban al candidato a alcalde oficialist­a. El candidato a la alcaldía de la oposición ganaba urna tras urna. El diputado oficialist­a recibía más apoyo en otros municipios que en el propio. El otro partido, otrora mayoritari­o, no ganaba una mesa siquiera. A nivel nacional se suspendió el conteo oficial. Se enmudecier­on los datos del Tribunal Electoral. Nadie dijo nada. Todo mundo encerrado en sus casas pendiente de la televisión. A la fiesta nadie llegó a excepción de los familiares del diputado. Entre ellos se veían las caras unos a otros, sin pronunciar una palabra. A las dos de la mañana se reactivó el conteo, todo iba a favor del candidato presidenci­al oficialist­a que buscaba la reelección a toda costa

A la fiesta nadie llegó a excepción de los familiares del diputado. Entre ellos se veían las caras unos a otros, sin pronunciar una palabra”.

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Periodista

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