Fiesta sin fiesta
Tres de la mañana. Decenas de automotores -camiones, pick-ups, turismos, motos y cuatrimotos- fueron encendidos al mismo tiempo en aquel adormecido pueblo costeño para ir a traer votantes, integrantes de mesas electorales y activistas que participarían directamente en la contienda electoral para elegir a un presidente, diputados y corporaciones municipales.
Los de la oposición, a pleno pulmón, denunciaban fraude electoral e ilegitimidad de una reelección presidencial, pero todos debían votar para dar al traste con esa ilegalidad, decían. Las primeras sorpresas de uno de los partidos considerados mayoritarios fue la de que sus representantes en las mesas electorales no estaban en casa esa madrugada, se habían enfermado de la noche a la madrugada o habían salido de emergencia por asuntos familiares, ¿qué hacer a esa hora sin delegados de mesa y dónde encontrar sustitutos? Era parte del fraude, la compra de conciencias, por uno o dos mil lempiras por cabeza. Hubo un despliegue de dinero sin precedentes de parte del oficialismo, se decía.
6:00 AM. En algunas mesas electorales sólo había delegados de dos partidos, en otras, todos simpatizaban con el oficialismo. Tardaron los votantes en asistir a las mesas. A uno que otro activista se le denunció que repartía billetes de 500 en la mera entrada del centro de votación equis. Todo transcurrió sin un muerto. Varias urnas se cerraron a las cuatro de la tarde y otras pocas a las cinco.
De 5:00 a 7:00 PM. Seguros del gane, en la casa del candidade to a diputado que buscaba nuevamente su cuarta reelección, se hacían arreglos para la gran fiesta: música de toda clase lista dentro de modernos aparatos digitales, varios músicos de guitarra, trompeta y acordeón, tres ovejos aliñados para ponerlos en el anafre; chuletas, largas tiras de carne y costillas bastante adobadas con sal, pimientas, albahacas, bañadas de jugo de naranja agria y salsas extranjeras de todo tipo. Al igual que la carne de tres cerdos y cuatro toretes. Refrescos, cajas de cerveza y bebidas fuertes en abundancia. Se estaba pendiente de la llegada del joven candidato a alcalde que había hecho una campaña propagandística nunca vista en la región y un cierre de la misma similar a la de un concierto de cantante de rock.
De 7:00 a 8:30 PM. Las radioemisoras y televisoras locales dieron los primeros resultados la contienda electoral a nivel nacional. El oficialismo aparecía derrotado en la mayoría de las mesas. A nivel local vapuleaban al candidato a alcalde oficialista. El candidato a la alcaldía de la oposición ganaba urna tras urna. El diputado oficialista recibía más apoyo en otros municipios que en el propio. El otro partido, otrora mayoritario, no ganaba una mesa siquiera. A nivel nacional se suspendió el conteo oficial. Se enmudecieron los datos del Tribunal Electoral. Nadie dijo nada. Todo mundo encerrado en sus casas pendiente de la televisión. A la fiesta nadie llegó a excepción de los familiares del diputado. Entre ellos se veían las caras unos a otros, sin pronunciar una palabra. A las dos de la mañana se reactivó el conteo, todo iba a favor del candidato presidencial oficialista que buscaba la reelección a toda costa
A la fiesta nadie llegó a excepción de los familiares del diputado. Entre ellos se veían las caras unos a otros, sin pronunciar una palabra”.