Replantearlas
La visita del secretario interino del Departamento de Seguridad de los Estados Unidos de América (¡wow!) Chad Wolf, refresca el marketing gubernamental sobre temas de seguridad que se debe en Honduras. Con lo de malinchistas existentes, siempre resultan efectivos los elogios foráneos. Positivo para la imagen de los servidores públicos (más, cuando olvidan que lo son) el que un extranjero, lo máximo, si es gringuito amable y bien parecido, arribe cargado de aprobaciones para quienes detentan la responsabilidad de guardar nuestra seguridad. La credibilidad mermada por los hechos contundentes, imborrables y terriblemente dolorosos, puede recibir ligera reparación, efímera sin duda, con la idea de que extranjeros ven atributos que aquí por el lado que se traten de buscar, no se notan, para efectos electorales cuando estén cerca, quizá, pero reparación deficiente en la coyuntura. Por más de que se trate de coincidir con el presidente Hernández en que se cuenta con “una Policía Nacional, más eficiente” no hay por dónde. La institucionalidad, su fortalecimiento debe ser para provecho de todos. Nadie gana, al menos entre los hondureños, con la auto descalificación que se hace la Policía Nacional. Sin dejar de reconocer a los policías íntegros, que sí los hay. Contrario a quienes supeditan los intereses de Honduras a su interés particular (políticos en el poder y en la supuesta oposición), realmente se anhela el pleno éxito de este gobierno en resguardar la seguridad ciudadana y en el combate a la criminalidad. Los delincuentes no hacen diferencias entre cachurecos y colorados, que para efectos prácticos es lo que hay, agrupados bajo diferentes nomenclaturas y poses, pero nada más. Hay que impedir ser sujetos de la seducción y ardid de extranjeros fieles a sus intereses nacionales. Hay que tener presente a Honduras primero y a Honduras después. No se puede seguir implementando estrategias que no funcionan, hay que replantearlas, aunque gringuitos ordenen lo contrario