La pandemia
Existe una interpretación panorámica de los medios de comunicación y de las autoridades políticas que difunden el pánico y reaccionan en forma “desproporcionada” al peligro que presenta la epidemia del coronavirus.
La historia de la salud y del sistema de seguridad público a nivel nacional y global permiten a los gobiernos operar en estados de excepción aumentado la militarización y limitando libertades, esta situación se puede comparar con la guerra, al igual que la guerra este evento afecta a toda la comunidad, produce limitaciones, incertidumbre; los dilemas éticos proliferan. Sin embargo, este fenómeno es natural y no nos ha sido impuesto por ideólogos y líderes fanáticos o hambrientos de poder.
En este contexto, llamamos a los miembros de las naciones más privilegiadas a colaborar con quienes deben enfrentar esta crisis sin “los beneficios y las fortalezas de la paz”.
La crisis del coronavirus muestra la total interdependencia compleja de la que somos parte, la intersolidaridad de la salud, lo económico, lo social y todo lo humano y planetario.
Que cada nación se cierra sobre sí misma, pero los gobiernos no son más que tristes ejecutores. La crisis sólo se entiende analizando el avance de la técnica humana y su interconexión global. Similarmente, la pande- mia muestra que la globalización no es un mero intercambio económico. La calidad de nuestra vida y también la de nuestra muerte parecen depender de dinámicas globales: muchos ancianos de poblaciones vulnerables no sólo mueren, sino que lo hacen aislados y en condiciones inhumanas. “La comunidad de los abandonados”.
El pánico surge de la ausencia de un marco político para estas dinámicas a nivel planetario. La dinámica social causada por el Covid-19 afecta de manera consistente a todos los sectores de la población.
Hay que aprender a vivir por encima del drama. Piensa cómo quieres vivir estos días.