¿cómo dirigir ante la crisis?
Frente al impacto de la pandemia ponga en práctica la inteligencia emocional en las relaciones con los empleados
En tiempo de crisis e inestabilidad económica, la capacidad de liderazgo de las cabezas de las empresas debe rebullir.
La inteligencia emocional e interpersonal o bien la correcta gestión de organizaciones -de las que tanto se habla- deben ser puestas en práctica.
Es deber del líder ser transparente, comunicativo, accesible y, sobre todo, humano con sus colaboradores. Y en este punto se debe ser claro: los trabajadores (su bienestar) son una prioridad. Es el mayor activo de cualquier empresa. En esta línea le ofrecemos una guía con los fallos más comunes en la gestión de las personas en tiempos de pandemia.
Errores al dirigir
Uno de los principales fallos es creer que sus empleados deben estar agradecidos por tener un puesto en su empresa. Si bien las reducciones de planillas, suspensiones parciales o anuncios de reajustes están inundando los titulares de los medios de comunicación y conservar el puesto de trabajo es prioridad, debe recordar que usted está pagando por un servicio, no otorgando un favor a sus colaboradores. A largo plazo, este tipo de pensamiento resulta destructivo para la relación empleado-jefe.
“Es un gravísimo error creer que los empleados son únicamente como un activo sin emociones que están obligados a cumplir con sus funciones sin un apoyo logístico y moral de parte de la organización”, apunta Roger Rodríguez, gerente general de Tegus Digital y experto en gestión de organizaciones. Igual de contraproducente es hacer que el trabajo sea una “misión imposible”.
Debe decidir qué proyectos son cruciales y delegue, si es posible, las tareas menos trascendentales. La comunicación debe ser efectiva. Exponga de forma asertiva el panorama de la empresa, la nueva dirección, así como las medidas a tomar ante la pandemia. Los rumores de despidos o medidas arbitrarias alimentan la histeria. Es hora de actuar de manera inteligente en las políticas que afectan a los trabajadores. Los profesionales a su cargo deben sentirse apoyados y escuchados. El diálogo y la comunicación efectiva se imponen a la gestión