Los productores y el inaccesible crédito agrícola
En este tiempo de crisis planetaria que incluye aspectos de salud, económicos, políticos y sociales, tener un sector agrícola sano y vigoroso se puede convertir en la mejor sino en la principal alternativa de desarrollo económico. Los alimentos siempre tendrán demanda en cualquier nación y particularmente en la nuestra.
Para aprovechar las nuevas oportunidades que surgen de los adelantos científicos y tecnológicos, la globalización de los mercados y sus exigencias cada vez más rigurosas y competitivas, la trazabilidad y la revolución informática son desafíos de estos tiempos venideros, pero se requiere de capital, se requieren de financiamientos generosos y crecidamente flexibles, oportunos, eficientes y eficaces para alcanzar plataformas de competitividad en la globalización de mercados.
El progreso de la agroindustria a un nivel competitivo requiere del desarrollo de procedimientos productivos y comerciales que llenen las expectativas de precio, trazabilidad, calidad e inocuidad, empaque, padrón orgánico y, por supuesto, sistemas de aseguramiento que controlen y certifiquen la calidad. Todos estos procesos deben estar basados en conocimientos y mecanismos institucionales complejos.
Las trabas económicas en la agricultura deben solventarse a modo que el productor agrícola no pierda su poder de negociación, evitar que la concentración económica esté en manos ajenas al agricultor.
Por lo anteriormente expuesto y como un ejemplo real, es bueno conocer y entender lo que sucede con los pequeños productores de camarón de la zona sur de Honduras, es un caso crónico y grave que las autoridades no han podido resolver a través del tiempo.
La grave crisis del pequeño camaricultor no es distinta a la situación de productores de otros cultivos en las distintas regiones del país, pero bien, tocaremos aspectos propios de este rubro.
En el 2015, el Síndrome de Mortalidad Temprana, enfermedad viral que afecta el camarón en los primeros 45 días de nacido, infectó los cultivos alcanzando el 80% de mortalidad, situación que afectó al pequeño acuicultor, perdiendo su capital de trabajo.
En 2017, toda la industria de la camaricultura de Honduras fue víctima del complot realizado por las autoridades de México, con propósitos mal intencionados toman muestras para análisis de un contenedor cargado de camarón procedente de Honduras con destino a México y dieron el resultado oficial del análisis positivo a la enfermedad del Virus de Cabeza Amarilla, cerrando las fronteras al camarón de Honduras. Toda una conspiración.
Aclaro, la enfermedad del Virus de Cabeza Amarilla es causada por un virus y se encuentra únicamente en China.
En la época del complot el 60% del camarón producido en Honduras era exportado a México. Cerrada esta opción comercial, los productores y exportadores buscaron mercados alternos, situación difícil, vendieron el producto al mercado local (Honduras), este mercado local ha sido normalmente atendido por los pequeños productores, pero con la enorme oferta, fue inundado de camarón bajando los precios ostensiblemente, provocando daños económicos irreversibles.
Los pequeños camaricultores tienen un costo de producción de treinta lempiras (L 30.00)/ libra camarón talla 41-50, pero con este problema con México la libra se cotizó en veintidós lempiras (L 22.00), obligándose los productores a vender con pérdidas, dicha situación permaneció durante 18 meses, hasta que el gobierno de Honduras demostró al gobierno mexicano la inexistencia de la enfermedad del Virus de Cabeza Amarilla en el camarón hondureño, en ese momento reiniciaron las relaciones comerciales.
En 2019 se cotizó a L 40.00/ libra, precio que deja un margen de utilidad aceptable, pero infelizmente no hubo una gran producción debido a la falta de capital de trabajo por todo lo vivido en los últimos años.
Ya en 2020, a inicios del primer ciclo de producción, los precios se estabilizaron, pero surgió la pandemia del Covid-19 y cumpliendo las medidas epidemiológicas como el distanciamiento social, las medidas cuarentenarias de no salir de casa impidieron la movilidad de las personas, dificultando la comercialización, cayendo los precios estrepitosamente a L 25.00/libra, condición que permanece actualmente.
Los pequeños productores de camarón claman al Estado les lance una tabla de salvación y vuelvan accesibles en el sistema financiero bancos y cooperativas los productos financieros que el gobierno puso a disposición de todos los productores agrícolas, pero que, por encontrarse en la prisión de la Central de Riesgos, no son bancables.
Es necesario crear nuevos productos financieros o permitir insertar a los pequeños camaricultores de la zona sur y a todos los productores agrícolas de Honduras a los productos financieros recién aprobados PCM-021-2020 y el Fondo de Garantía Complementaria (FONGAC) para las mipymes, pues se encuentran en crisis financiera.
Finalmente, no tenemos idea de la magnitud de la crisis económica que la pandemia en sí y los actos de corrupción nos dejarán como herencia, pero sí será una crisis económicamente salvaje, repercutiendo en lo social brutalmente. Queda planteado
El progreso de la agroindustria a un nivel competitivo requiere del desarrollo de procedimientos productivos y comerciales que llenen las expectativas de precio, trazabilidad, calidad e inocuidad...”.