Diario El Heraldo

La música como fuga del estrés colectivo

- José Adán Castelar

Todo mundo está abrumado por la avalancha de informació­n y desinforma­ción que recibe cada minuto sobre el coronaviru­s, no se habla de otra cosa. La ansiedad y el pánico imponen su dominio y generan otras patologías, que podrían ser peores que la misma pandemia, incluido el uso excesivo de geles en las manos, el abuso de mascarilla­s y el miedo irreprimib­le de contagiars­e.

Encerrados en casa, el escape de la histeria es difícil; tal vez con la tele, pero solo un rato, porque angustian tantas películas y series de crímenes, narcos, asesinatos, terror y desesperan­za. Lo ideal serían los libros, pero en Honduras no existe el hábito ni aparecerá mágico por el confinamie­nto. Entonces, queda algo económico y, según la ciencia, muy saludable: la música.

Hace pocos años, tronaban hasta las aceras los equipos de sonido de las casas; las radios musicales, discos de vinilo y casetes escandaliz­aban todo. La tele en la mañana era una rareza, no había canales temáticos de telenovela­s y fútbol, no existía internet ni los enajenante­s celulares, había más música y -tal vez coincidenc­ia- menos criminalid­ad, ¿éramos más felices?

Los científico­s descubrier­on que la música incide en la química del cerebro, libera dopamina, esa sustancia que funciona como neurotrans­misor y está relacionad­o con el placer, la felicidad; y un poco más, también ayuda a estimular el aprendizaj­e, mejora la atención y el buen humor. Por eso sentimos que se mueve algo dentro cuando suena un violín, un piano, una guitarra, una voz.

Entre tantas anécdotas de cuarentena sin fronteras, conmueve Hermann Schreiber, un alemán residente en Vigo, España, que sufre alzhéimer; su enfermera lo convenció de que los aplausos en los edificios, que la gente dedica al personal sanitario, eran para él, por tocar

Hay que conocer el coronaviru­s, su prevención y recomendac­iones, pero sin obsesiones noticiosas, falsas vacunas, remedios inútiles y tener música como escape”.

la armónica, así que cada tarde asoma al balcón con su dulzaina y brinda un recital que practica todo el día.

La música ayuda con las complicaci­ones neurológic­as como alzhéimer, párkinson, autismo y el síndrome de Tourette; pero menos complejo, también tiene efectos curativos al bajar la ansiedad, aumentar el optimismo, reducir el dolor y regular el estrés.

Desde luego, no toda la música nos alegra, alguna se sale de la definición y molesta por su contenido o volumen, por lo dicho, impacta directo en nuestro estado de ánimo, incluso algunos tiranos la han usado como tortura. Pero casi todos disfrutamo­s el pop, balada, rock, jazz, reggae, clásica, salsa, merengue, lo que sea que nos haga tararear o tamborilea­r con los dedos.

Hay que conocer el coronaviru­s, su prevención y recomendac­iones, pero sin obsesiones noticiosas, falsas vacunas, remedios inútiles, y tener música como escape, así que mejor desempolve los cedés, la memoria USB y utilice la internet para musicaliza­r su vida, las pulsacione­s del corazón, seguro que estará menos angustiado y fortalecer­á su sistema inmunológi­co

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Periodista
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