Gritos de auxilio desde Choluteca
Las condiciones de atención en los hospitales y centros de salud de la región sur de Honduras son deplorables, y dramáticos los gritos de auxilio de la población y de sus autoridades. Las imágenes de enfermos de covid-19 acostados en colchonetas debajo de la sombra de un árbol en el patio del Hospital del Sur y de familiares de pacientes peleándose por un cilindro de oxígeno golpearon fuerte a la sociedad hondureña y evidenciaron la triste realidad que viven los pacientes de covid y sus familiares en aquella región del país; así como el sufrimiento y la desesperación por salvar la vida.
Eso es inhumano.
Las denuncias del alcalde Quintín Soriano también han calado en la conciencia de la hondureñidad. El edil ha desnudado el abandono en que están los hospitales de su ciudad y la evidente apatía de las autoridades del nivel central ante sus reclamos.
Es hasta ahora, después de la denuncia, que se corrió a acondicionar una sala de triaje, pero quedan muchos pendientes, como el dotar de más personal médico, de equipo de bioseguridad, pruebas PCR y oxígeno, entre otras necesidades.
Lo que sucede en Choluteca debe ser un llamado de atención para los que son responsables de manejar la crisis del covid, de que tienen que actuar con la celeridad que demanda la crisis ya que es la vida de millones de hondureños y hondureñas la que está en juego.
Tienen que poner fin de una vez por todas al cálculo político (y no olvidar que eso también es corrupción), y actuar pensando en el bien común.
Hay que escuchar —y atender— esos gritos de auxilio que se hacen desde Choluteca, pero también desde el municipio de El Triunfo; desde San Lorenzo, Valle, y Juticalpa en Olancho, por citar algunas comunidades.
Y lo mucho o poco de presupuesto que se tenga para atender la pandemia, comenzar a utilizarlo con los mayores niveles de transparencia posible