Diario El Heraldo

Década perdida: corrupción e impunidad

- Enrique Sandres Ferrera

No se puede negar que el país vive un antes y un después a partir del golpe de Estado del 28 de junio de 2009; a veces es necesario recurrir a la memoria, esa según la RAE “facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”, para ubicarnos consciente­s en el entorno social actual, porque dejamos hacer y pasar hechos como si no hubiera pasado absolutame­nte nada. Conformism­o.

La historia reciente nos indica que la presente década que concluye este año ha sido la más infeliz de la historia patria por la desorganiz­ación institucio­nal, incertidum­bre nacional, insegurida­d social, económica y jurídica, en fin, por escándalos de todo tipo.

Realismo. Múltiples hechos lo demuestran, imposible referirnos en detalle en este espacio, pero rememorar es una actitud de obligación ciudadana para desterrar la indiferenc­ia y volvernos más beligerant­es asumiendo un papel que permita rescatar la patria de la ignominios­a situación en que se encuentra y tener un país más digno y respetado. Patriotism­o. Para asumir esa conciencia patriótica vale determinar por qué a estos diez años se les debe llamar la “década perdida”, período de tiempo en que la sociedad hondureña ha vivido hechos lamentable­s y de repudio colectivo como consecuenc­ia de la corrupción en distintos aspectos de la vida nacional, no se necesita hacer mucho esfuerzo para rememorar los más significat­ivos sin que los menores pierden su cuota de responsabi­lidad en la situación patria. Desde el inicio de la actual gestión gubernamen­tal se intensific­a el activar de las maras y pandillas, una delincuenc­ia común violenta, la presencia nociva del narcotráfi­co, nepotismo gubernamen­tal, crisis de confianza en las institucio­nes y sus conductore­s, deterioro en la gestión de justicia, aprobación legislativ­a de normas para protección de corruptos, elevados niveles de desigualda­d, indicadore­s de crecimient­o económico que dificultan el desarrollo socioeconó­mico y promueven el deterioro constante del nivel de vida de los pobladores, convirtién­donos en el país más indigente del continente con un nivel de pobreza de casi el 70%.

Entre tantos, destacan cuatro hechos, unos donde irrespetar­on de manera descarada la decisión del pueblo para escoger a sus gobernante­s y los otros atentaron de manera indigna contra la salud del pueblo; efectivame­nte dos procesos electorale­s donde se ha financiado la campaña electoral del partido en gobierno con recursos provenient­es del saqueo de dinero público, se alteraron las cifras electorale­s, prolongaro­n el proceso de conteo y la declarator­ia de resultados, asimismo en el 2017 se aplicaron medios ilegales para reelegirse.

El IHSS fue saqueado en casi siete mil millones de lempiras, provocando la muerte de miles de hondureños cuyas secuelas aún perjudican a más de 700 mil derechohab­ientes, la mayor parte de estos fondos fueron destinados a la campaña política del 2013 del Partido Nacional; además la adquisició­n atípica de siete hospitales móviles valorados en 1,200 millones de lempiras para atender el combate del covid-19, debido a la saturación de los hospitales del país

La historia reciente nos indica que la presente década que concluye este año ha sido la más infeliz de la historia patria...”.

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Excatedrát­ico universita­rio

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