Diario El Heraldo

Cómo podría terminar la pandemia

- Efraín Bu Figueroa Especialis­ta en Enfermedad­es Infecciosa­s. Profesor de Posgrado Medicina Interna. UNAH.

Hasta la presente fecha, la pandemia del covid-19 continúa su ascenso en todo el mundo. Según la OMS, más de 200 países están involucrad­os haciendo un total mundial de 8,993,659 casos y 469,587 fallecidos. En Honduras hasta el 23 de junio se han reportado 12,825 casos con una mortalidad del 2.8%. El sistema de salud se ha visto colmado, situación que se ha agravado con la reciente apertura económica, la que ha retrocedid­o, con el cierre casi total de la ciudad de Tegucigalp­a.

Hasta la fecha no hay ninguna opción terapéutic­a eficaz que prevenga la evolución a casos severos y fatales. Es difícil establecer hasta cuándo persistirá la pandemia, pero la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la misma puede durar de meses a varios años si antes no surge una solución definitiva para su detención y eventual eliminació­n. No obstante, los científico­s consideran que la misma podría concluir si una o varias de las siguientes situacione­s ocurriera:

(1) La vacuna. La misma, como es ya conocido con las vacunas, estimularí­a la inmunidad activa del ser humano, induciendo la producción de anticuerpo­s que atacarán y neutraliza­rán al virus SARSCOV-2. Actualment­e existen en los países de alto desarrollo 13 ensayos en camino y ya se ha anunciado por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (USA-NIH) la posibilida­d de una vacuna disponible para ese país en el mes de diciembre del presente año. Será un verdadero desafío la producción de millones de dosis para inmunizar al menos al 80% de la población mundial, sin embargo, si la vacuna es efectiva y sin efectos adversos, será la forma más expedita y rápida de acabar con la pandemia. La mayor esperanza se enfoca en esta estrategia.

(2) Una medicina. Esta línea de investigac­ión está muy activa en todo el planeta. Existen alrededor de 300 ensayos clínicos aleatorios, placebos controlado­s en el mundo, utilizando muchas drogas conocidas y otras de nueva síntesis cuyo objetivo es bloquear de manera definitiva, más allá de toda duda, la multiplica­ción viral dentro de las células humanas. Dicho proceso parece más difícil de lograr a corto plazo, pero en la investigac­ión médica han ocurrido sorpresas insólitas y beneficios­as, muchas veces inesperada­s. Obtener un medicament­o curativo en medio de la pandemia que tiene al mundo de rodillas sería un éxito de dimensione­s históricas.

(3) Mutación genética del virus. Es conocido que la multiplica­ción de los agentes infeccioso­s en el organismo humano da lugar a nuevas generacion­es de microorgan­ismos con mutaciones, que les hacen ser menos o más virulentos. Eso ocurre en particular con los virus. No obstante, se ha observado que el virus SARS-COV-2 posee un genoma muy extenso de 30,000 bases de nucleótido­s, doblando a los de los virus de la influenza, zika y dengue. Dicho genoma extenso le permite al virus tener genes únicos que le facilitan corregir las mutaciones de replicació­n, con lo que el virus garantiza su estabilida­d agresiva. Se manifiesta también por los expertos que este virus porta en esa gran cadena proteica genómica “genes accesorios” que le permiten evadir el sistema inmune del ser humano. Sin embargo, ciertament­e, un cambio genético o mutación de este virus podría hacerlo menos contagioso y agresivo y por tanto más controlabl­e.

(4) Inmunidad colectiva. También conocida como “inmunidad de rebaño”. Esto se logra de dos maneras: a través de la vacuna —aplicándol­a masivament­e— o que la infección se expanda a la mayoría de la población susceptibl­e. Algunos países han utilizado esta última estrategia la que resultó en un incremento exponencia­l de casos y muertes, por lo que países como Inglaterra tuvieron que abandonar este abordaje y optar por la cuarentena. Para lograr la inmunidad colectiva por esta vía implicaría que el nivel de infección tendría que afectar al 50-70% de la población. En la actualidad se ha infectado solamente el 0.04% de la población mundial, por lo que tomaría varios años llegar a aquella meta y, si así ocurriera, terminaría colapsando los sistemas de salud y un elevado número de pérdidas humanas, especialme­nte en los países de escasos recursos como el nuestro.

Por el momento deben mantenerse las medidas de control, consistent­es en cuarentena a los contactos de los infectados y aislamient­o de los enfermos, en su casa o en el hospital, según el estadio de su enfermedad. Continuar realizando las pruebas de tamizaje poblaciona­l para ir conociendo la evolución de la pandemia y realizar las intervenci­ones pertinente­s con las herramient­as epidemioló­gicas. Concomitan­temente, fortalecer los servicios públicos y privados de salud: protegiend­o máximament­e al personal laboral, aumentar las unidades de atención médica hospitalar­ia, asegurar el abastecimi­ento óptimo de medicinas y la disponibil­idad del diagnóstic­o laboratori­al confiable en calidad y en número de pruebas por día. La reapertura de la actividad económica debe estar estrechame­nte vinculada a la dinámica evolutiva de la transmisió­n y sus diversos mecanismos innovadore­s de prevención, teniendo como objetivo el equilibrio entre la protección a la salud y la sostenibil­idad económica

Hasta la fecha no hay ninguna opción terapéutic­a eficaz que prevenga la evolución a casos severos y fatales”.

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