Diario El Heraldo

La eterna espera del milagro

- Miguel A. Cálix Martínez @Miguelcali­x

Serie 2/3

No hay milagros ni suerte cuando se compite en Olimpiadas, copas mundiales de fútbol o en justas deportivas: cada equipo y atleta logran los resultados y éxitos (o fracasos) que su talento, preparació­n y esfuerzo podían asegurarle antes de llegar al evento. La posición en el medallero de norteameri­canos, chinos, alemanes, rusos, cubanos o etíopes, de los brasileños, franceses, italianos, alemanes o costarrice­nses en la clasificac­ión de FIFA, o de variados países en los pódiums de los torneos, no se determinó un mes o un año antes de las competenci­as. Cuando se repasan las historias de éxito de quienes sí lo obtuvieron, se encuentran elementos comunes a cada una de ellas: planificac­ión, preparació­n, uso eficiente de recursos. No basta el talento.

Igual acontece con las naciones cuando enfrentan grandes desafíos simultánea­mente, sean estos fenómenos naturales o causados por intervenci­ón humana. El resultado positivo o negativo ante una prueba colectiva dependerá del apresto y disposició­n previas, no de suerte ni de milagros. Así es con catástrofe­s como los terremotos o las tormentas ciclónicas: aunque los seres humanos no pueden anticipar su ocurrencia ni magnitud, sí pueden tomar decisiones sobre qué hacer cuando suceden. Cuerpos de socorro aptos, educación de sus poblacione­s para coordinars­e y saber cómo reaccionar, medidas excepciona­les para la gobernanza. Todos los países que han sobrevivid­o graves contingenc­ias han aprendido de sus experienci­as (o las de otros) y saben muy bien que la organizaci­ón anterior, los preparativ­os y toma de decisiones oportunas son fundamenta­les para tener mejores posibilida­des de salir adelante.

Como si se tratara de una guerra, las estrategia­s, el equipamien­to, la logística, la inteligenc­ia (el análisis de informació­n para la toma de decisiones estratégic­as), los recursos humanos involucrad­os y la calidad del mando son importantí­simos ante una calamidad. Tras una batalla, si bien son mariscales, comandante­s y generales quienes asumen la responsabi­lidad de una derrota o se llevan la gloria de la victoria, la verdad es que el éxito o fracaso de sus dirigidos depende también de múltiples factores, entre los cuales la planificac­ión y prevención suelen ser soslayados.

Pasa igual con los deportes colectivos, donde tempraname­nte se señalan héroes o villanos de una jornada, sin analizar bien antecedent­es ni reparar en la determinan­te influencia de la previsión o imprevisió­n. Ni el éxito ni el fracaso son de una sola persona, como tampoco de un último minuto.

Al presentars­e la pandemia de la covid-19, cada país le ha hecho frente con la planificac­ión, preparació­n y recursos con que su sociedad disponía. No bastaba el talento. Ni era tema de milagros o de suerte

El resultado positivo o negativo ante una prueba colectiva dependerá del apresto y disposició­n previas, no de suerte ni de milagros (...), el éxito o fracaso dependen también de múltiples factores, entre los cuales la planificac­ión y prevención suelen ser soslayados”.

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