Resexiona
Hoy comparto con ustedes esta interesante reflexión de un autor anónimo que es muy oportuna en los momentos actuales. Leamos: “Cuando mueras, no te preocupes por tu cuerpo... tus parientes, harán lo que sea necesario de acuerdo a sus posibilidades.
Ellos te quitarán la ropa, Te van a lavar.
Te van a vestir.
Te van a sacar de tu casa y te llevarán a tu nueva dirección. Muchos vendrán a tu funeral a “despedirse”. Algunos cancelarán compromisos y hasta faltarán al trabajo para ir a tu entierro.
Tus pertenencias, hasta lo que no te gustaba prestar, serán vendidas, regaladas o quemadas. Tus llaves.
Tus libros.
Tus CD.
Tus zapatos.
Tu ropa...
Y ten por seguro que el mundo no se detendrá a llorar por ti.
La economía continuará. En tu trabajo, serás reemplazado. Alguien con las mismas o mejores capacidades asumirá tu lugar.
Tus bienes irán a tus herederos y no dudes que seguirás siendo citado, juzgado, cuestionado y criticado por las pequeñas y grandes cosas que en vida hiciste.
Las personas que te conocían solo por tu semblante dirán: ¡pobre hombre! o ¡él se la pasaba muy bien!
Tus amigos sinceros van a llorar algunas horas o algunos días, pero luego regresarán a la risa. Los “amigos” que te jalaban a las pachangas se olvidarán de ti más rápido.
Tus animales se acostumbrarán al nuevo dueño. Tus fotos, por algún tiempo, quedarán colgadas en la pared o seguirán sobre algún mueble, pero luego serán guardadas en el fondo de un cajón.
El dolor profundo en tu casa durará una semana, dos, un mes, dos, un año.
Después quedarás añadido a los recuerdos y, entonces, tu historia terminó.
Ten presente que no te llevarás lo que tienes. Solo te llevarás lo que diste”.