Plan-demia
En junio de aquel 2018, parecía que se desmontaban los artilugios de una corrupción bien estructurada desde el poder cuando la Maccih junto a la Ufecic presentó una investigación sobre el acto de corrupción conocido como caso “Pandora”, indagación que sacudió los cimientos de la política hondureña al revelar el saqueo de fondos de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), visto que se “ordeñó” hasta la última gota para financiar campañas políticas durante las elecciones de 2013. Aquella investigación implicaba a miembros del Partido Nacional, del Partido Liberal y del Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER). Entre los 38 imputados se encontraban los reptiles de la política y empresarios destacados con vínculos comerciales en las últimas administraciones de la hacienda pública —mejor denominada como la finca del jolgorio para destazar los dineros del pueblo—. Dicha investigación vinculó a los dinosaurios congresistas que llevan hasta cinco períodos en un parlamento amortajado de podredumbre, organizado para traficar influencias bajo la implacable sombra del poder y dirigido por las mafias con el seudónimo de “democracia”. Pero más allá de eso, el plan estaba en marcha de exonerar, en algún momento, las redes de corruptos organizados desde el Estado, mientras tanto, en el centro de la niebla apareció aullando desde la loma de los lobos con un desvío de fondos a sus cuentas personales otro de los casos más sonados de corrupción, “Caja chica de la dama”.
La investigación presentada en contra de dicho caso el CNA desató la atención mediática, de modo que la trama de los diputados se desvió, a su vez, el plan seguía en marcha y de la mano de una corte de apelaciones que redujo el peso de los cargos contra la Rosa del Lobo, al recalificar los delitos imputados y al devolverle todos los bienes embargados. El proyecto continuó, y con el caso “Fe de erratas”, cuya acusación contra siete diputados con una resolución judicial que fue retrasada, mientras que el pleno del Congreso Nacional, con los votos a favor del Partido Nacional y de sus aliados, emitió una declaración en la que afirmó la falsedad de las acusaciones contra los diputados encausados. En el lapso de tiempo que todo esto ocurrió en Hondulandia, el covid-19 llegó y ocasionó una calamidad humana; entretanto, las mafias se replantearon, han continuado y aún siguen dando seguimiento al plan sobre los muertos y a sus negocios asquerosos, liberando a todos los implicados del caso “Pandora”. Ahora, el plan está puesto en los hospitales chatarra que yacen tirados en el museo de la vergüenza para ser armados como en un juego de lego, sin las piezas de la decencia que los levante para beneficio de una población moribunda de pena, dolor, miseria y pavor al ver sus líderes alzando el dedo para ordenar el plan más brutal que consiste en olvidarnos de todo y empezar la otra campaña política, empantanando de nuevo los procesos electorales sucios de credibilidad para luego ser lavados con activos que deslegitiman el proceso político, cuyos controles internos y auditorías no sirven ni para saber con cuántos tornillos se arma una carpa de circo, de esas que están montadas detrás de una montaña de pacientes olvidados esperando el turno para vivir o morir, en el centro de una estructura de dinero sucio, que se llama plan-demia .
El plan está puesto en los hospitales chatarra que yacen tirados en el museo de la vergüenza”.