la ansiedad del retorno
Más estrés y zozobra... la reinserción paulatina pone a prueba nuestra resistencia física, emocional y mental
Tras meses de estricto confinamiento, que en sí mismo tiene un impacto directo en la salud mental, la paulatina reinserción está generando aún más estrés y ansiedad.
Mientras que algunos se resisten a la cuarentena esperando volver a la “nueva normalidad”, otros experimentan un temor persistente de contagio, un mayor riesgo de ansiedad, depresión, ira, irritabilidad, insomnio o síntomas de estrés postraumático.
Para la gran mayoría quedan ciertas preguntas al aire: ¿qué es seguro?, ¿dónde está la línea divisoria entre la precaución y la paranoia? y ¿qué no puedo dejar atrás?
De acuerdo con Roger Patulny, profesor asociado de sociología en la Universidad de Wollongong de Australia, “el covid-19 ha causado un evento emocional masivo”, y considera que este clima general perdurará debido a que la vida en el encierro ha traído para algunos menos presiones.
“En particular, se trata de personas que viven en situaciones familiares: pareja, hijos y la calidad de su relación es razonablemente buena, y en realidad disfrutan bastante del encierro porque están reduciendo algunas de las presiones de la vida moderna”.
Para esas personas, el final del encierro puede traer cierta reticencia a volver a entrar en una vida más agitada y, por supuesto, implicaciones emocionales.
El regreso a horarios más estrictos, alarmas, tráfico y la necesidad de usar algo más que ropa deportiva o de dormir marca un cambio significativo para muchas personas que han estado aisladas y trabajando desde casa, más si han perdido a sus seres queridos o conocen a alguien que se enfermó. Aquí la adaptación y precaución es la clave. Según expertos, dentro de uno o dos meses la gente debería comenzar a reajustarse a esa normalidad anterior.
La crisis originada por el covid-19 nos ha superado a todos. Nos agobia el miedo, la frustración y no parece que las cosas vayan a mejorar en el corto plazo. Pero a nuestro favor está un dicho incuestionable: “No hay mal que dure cien años”. El coronavirus también, pero debemos desarrollar una mentalidad positiva a pesar de las circunstancias